carnaval 2024

Mascarita Ponte Tacón bate un récord de participantes

El Mascarita Ponte Tacón, la carrera masculina más alocada que garantiza unas horas de risa y mucha diversión, vuelve a batir un nuevo récord con 450 participantes
Mascarita Ponte Tacón. Sergio Méndez
Mascarita Ponte Tacón. Sergio Méndez

Si hay un acto que sigue diferenciando al Carnaval portuense y haciéndolo único es el Mascarita Ponte Tacón, la carrera masculina más alocada que garantiza unas horas de risa y vacilón. Una cita obligada que ayer volvió a batir un nuevo récord en el número de participantes, 450, contra los 446 censados en el año 2017.

Procedentes de distintos puntos de la Isla, pero también de otros países, como Alemania o Gran Bretaña, hombres ataviados con los disfraces más originales de mujer y con tacones y plataformas de vértigo no dudaron en sortear todos los obstáculos que encontraron en menos de un kilómetro de recorrido por las calles adoquinadas del casco. No faltaron las caídas al intentar mantener el equilibrio en el balancín o los tropezones con las ruedas; sobraron atropellos voluntarios entre miembros de un mismo grupo; hubo dificultades con las cintas, y tacones irrecuperables, pero, sobre todo, mucha diversión, tanto por parte de los corredores como del público.

Desde finales de la tarde, la gente intentaba hacerse un hueco en las calles más céntricas y el Paseo San Telmo, uno de los lugares preferidos para disfrutar de la carrera y no perderse ningún detalle. Tras la reglamentaria medición en la plaza de los Reyes Católicos de los tacones y plataformas, que no podían ser inferior a los ocho centímetros y mayores de 25, las mascaritas se prepararon para la salida, programada para las 22.00 horas.

Aunque las previsiones horarias no se cumplieron -como ocurre casi siempre-, eso no impidió que los participantes se exhibieran ante un público que los reclamaba, reía y celebraba su gracia. Los diseños eran de lo más variopinto. Hubo quienes se ciñeron a la alegoría de este año y encarnaron a auténticas estrellas de Eurovisión, mientras que otros optaron por convertirse en ovnis, barbies de todo tipo, superhéroes, personajes de dibujos infantiles, bailarinas, pitonisas u originales verduleras que cargaron sus carretillas con verduras, frutas y hortalizas en apoyo a las protestas de los agricultores españoles de las últimas semanas.
Justo a las 22.16 horas, Juan Pedro Hernández Labrador, conocido como Lupita, la tradicional maestra de ceremonias, dio la salida y las mascaritas comenzaron a correr y actuar ante un público que las inmortalizaba con sus teléfonos móviles.

Tras la llegada del último participante al muelle, la madrina de esta edición, el influencer tinerfeño Alex Mercurio, entregó los diferentes premios, aunque conseguirlos es lo de menos. Lo verdaderamente importante es pasarlo bien y no dejar a nadie indiferente. Y un año más, el objetivo se cumplió.

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