El mayor indicio de que estamos inmersos en eso que llaman cambio climático es que en Carnavales no ha caído ni una gota. El tiempo, que es muy cabrón, siempre ha jodido el Carnaval a los carnavaleros y les ha dedicado chaparrones memorables, que han contribuido también a la beneficiosa tarea de dispersar las meadas de las calles. Este año, no. Este año las temperaturas permanecen altas y la lluvia ha hecho mutis por el foro, dejándonos un tiempo veraniego, lo que ha provocado llenos absolutos en las playas y en el Lago de Martiánez, que es como un gran termómetro de la cosa. Por cierto, en el Puerto de la Cruz no hay una cama turística libre; ocupación total. En mi entorno ciudadano, la gente se ha emborrachado menos y escucho pocos gritos en la calle, lo que me produce cierto alivio pues aunque no salgo, sí oigo. Por otra parte, en Los Rodeos, que es otro termómetro, el aeropuerto ha sido cerrado varias veces y AENA ha tenido la delicadeza de colocar camas plegables para los que no han podido tomar su avión, dada la ausencia de plazas hoteleras en los alrededores. Los Rodeos es el único aeropuerto del mundo medianamente importante que no cuenta con alojamiento cercano, hay que ir a La Laguna; y en La Laguna parece que también existen dificultades al respecto. El disfraz que más éxito ha tenido, y me parece lógico, es el de autopista TF-5, la del Norte, dado su protagonismo en el malestar de los ciudadanos. Digo que es lógico porque esa carretera, atestada, ocupa el interés diario de los atribulados tinerfeños. Por otra parte, el Carnaval ha sido soso, como siempre, y del fin de fiesta no se espera nada mejor. Incluso dicen que en el Puerto lo van a prorrogar. Ay.
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