La Fiscalía de Santa Cruz de Tenerife ha aumentado de cinco a catorce años la petición de pena de cárcel a un hombre acusado de haber agredido y violado a una mujer, al considerar que se trata de un intento de acabar con su vida y no de lesiones, por lo que globalmente las penas sumarían 29 años.
La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife acogió este jueves la última sesión de esta vista, en la que los peritos ratificaron que las heridas de la denunciante eran compatibles con haber sufrido un ataque con piedras y puñetazos.
Los facultativos consideraron que la supuesta agresión pudo haber causado una hemorragia cerebral, pero no hubo riesgo de muerte dado que no se llevó a cabo con la fuerza suficiente.
Los peritos ven improbable, como manifestó la defensa del acusado, que la causa de las heridas se debiera a una caída desde el techo de la vivienda que ocupaba en Güímar, donde supuestamente ocurrieron los hechos.
El primer examen se llevó a cabo dos días después y entonces la mujer no dijo que hubiese sufrido una agresión sexual; sin embargo seis días después se encontró alguna lesión en los genitales, así como rastros de ADN en una pelota de goma que, según dijo, le había introducido el procesado en la vagina.
No se hallaron restos de semen en la mujer, pero sí de saliva en sus pantalones de una persona no identificada, y en el cuello tenía una marca roja que podría ser del intento de estrangulamiento.
El análisis del procesado determinó que en sus manos también existían evidencias de haber podido ser quien dio estos golpes.
Aunque los peritos no pudieron concluir que la agresión fuera de entidad suficiente como para causar su muerte, podría haber provocado una hemorragia en la cabeza donde fueron propinados los golpes en su totalidad.
La defensa, sin embargo, mantiene la inocencia y ratifica la versión ofrecida por el acusado de que la noche en la que sucedieron los hechos estaba en su casa y no salió a la calle hasta las 9:30 de la mañana para ir a un bar donde se encontró con la denunciante.
Esta llevaba una mascarilla y gafas negras con las que escondía unas importantes heridas en el rostro que, según aseguró, se debían a que se había caído del tejado.
A lo largo de los siguientes días acudió a la caseta en la que vivía a un kilómetro de la autopista del Sur para llevarle comida, bebida y medicamentos y también la acompañó en una ocasión a la farmacia y al supermercado, declaró el acusado.
Admitió que por esas fechas le dio “un pico” en la boca pero fue sin querer y justifica los mensajes en los que se dirige a ella con los términos “cariño”, “mi vida” o “sueña con los angelitos”, porque pensaba que se los estaba enviado a su esposa.
El acusado dijo que conoció a la mujer gracias a su compañera y como tuvo un problema en el piso en el que compartía le ofreció irse a vivir a esta especie de cabaña sin luz ni agua a cambio de que la arreglara, a lo que él se ofreció a ayudarla.
Ella le acusa de haber entrado en su vivienda de madrugada, golpearla con una piedra, intentar estrangularla y violarla para después pedirle perdón y ofrecerse a hacer lo posible para que se curase.
La versión del hombre, sin embargo, es radicalmente distinta y asegura sentirse muy defraudado por la actitud de ella después de haberla estado ayudando de forma desinteresada durante varios meses.
La Fiscalía pide el pago de 12.000 euros y de los gastos médicos que ha debido afrontar la mujer durante estos meses.