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El Tenerife choca con el muro oscense en el Heliodoro (0-0)

El dominio de los blanquiazules, con ráfagas de buen juego, resulta insuficiente frente a un Huesca que fue un ‘muro’; el equipo se queda en la zona media de la clasificación
ÁNGEL TUVO EN SUS BOTAS LA VICTORIA EN UN MANO A MANO CON EL PORTERO, PERO ERRÓ EN SU LANZAMIENTO. CASI 13.000 ESPECTADORES ACUDIERON AL RODRÍGUEZ LÓPEZ. Fran Pallero

Un punto menos para llegar a la meta: la permanencia. No da para más un CD Tenerife mediocre y acostumbrado ya a vivir en tierra de nadie en la clasificación. Fueron un poco mejor los blanquiazules ante un Huesca que vivió del orden defensivo y de crear peligro en las transiciones. Los locales no supieron desarmar la maraña defensiva aragonesa y cuando lo lograron, pocas veces, la calidad también falló.

El duelo arrancó con el ya habitual sonido de pitos dirigidos al preparador blanquiazul. La afición ni olvida ni perdona que el equipo esté en tierra de nadie por culpa de Asier Garitano.
La puesta en escena de los locales fue buena, con acercamientos peligrosos protagonizados por Teto, Sergio y Roberto, en este orden. El 5-4-1 del Huesca sufría en esos instantes iniciales del duelo. Pero una conducción de Vallejo por la izquierda, marchándose de hasta tres blanquiazules, recordó que los oscenses también sabían atacar.

Tras un arranque impetuoso, el duelo bajó de intensidad. Hizo un cambio táctico Garitano, cambiando las bandas de su equipo. Pasó a Teto a la izquierda y a Waldo a la derecha, para intentar hacer daño a los de Antonio Hidalgo por fuera y con velocidad. Más tarde esta variante volvería a su sitio al no dar resultados.

Con el paso de los minutos, el cuadro tinerfeño se hizo con la posesión absoluta del esférico, renunciando por completo el Huesca a atacar. Montó una maraña defensiva que dificultó la capacidad ofensiva local, especialmente cerrando a la perfección los pasillos interiores.
Sin ocasiones claras de gol, para ninguno de los bandos, se llegó al descanso del duelo.

Las hostilidades se reanudaron con una clara ocasión de gol para los tinerfeñistas. La puso Waldo y remató de cabeza Enric pegado al palo de la meta aragonesa. Minuto 46.
Pintaba bien la puesta en escena local tras el paso por los vestuarios. No obstante resultó un espejismo.

Tras el cabezazo de Enric, el equipo dio un bajón físico importante. Mostró signos de cansancio y no recuperaba tras perder el balón en ataque.

Despertó el Huesca y aprovechó la debilidad de su rival. Disfrutaron de dos ocasiones claras los visitantes. En la primera el colegiado anuló un gol a Samu Obeng por fuera de juego. La televisión mostró que efectivamente el punta estaba en posición antirreglamentaria, aunque solo su bota. Minuto 56.

La siguiente también pudo haber acabado dentro de la meta chicharrera. Balón suelto que le cae a Pulido, que fusiló en el 61 a un Soriano que se hizo gigante para evitar que llegase el 1-0. El Huesca mordía en ese momento.

Intervino Garitano moviendo el banquillo, dando entrada a Ángel y Yanis Rahmani. Se fueron del campo Teto y Roberto López en el minuto 64.

La pareja formada por Enric y por Ángel empezó a funcionar casi de inmediato. De ellos surgió la mejor ocasión de gol del partido para los locales hasta ese momento. Pase de Gallego a la espalda de la defensa que habilitó un mano a mano de Ángel ante A. Fernández. Cuando ya el Heliodoro cantaba el gol, el portero del Huesca impidió el alegrón cicharrero aguantando al punta y desbaratando la clara ocasión de gol. La jugada siguió y el balón suelto fue a parar a los pies de un Enric que tampoco pudo concretar el disparo y mandó el esférico a las nubes.

Los siguientes minutos fueron claramente para los locales. Recorría por las gradas del estadio esa sensación de que podía llegar el tanto chicharrero en cualquier momento. Pero apareció Garitano para fastidiarlo todo, como siempre.

En el 74, quitó a un Waldo muy cansado para dar entrada a Bodiger. Corredera pasó a la derecha y se formó un mediocentro muy horizontal compuesto por el galo y por Sergio. Duró siete minutos un planteamiento que desactivó el mejor momento del Tenerife. Inexplicables los cambios de Garitano.

En el 80 Corredera volvió a la medular para jugar con Bodiger, mientras la derecha la ocupó un Romero que accedió al campo aplaudido por los aficionados. También hizo acto de presencia en el duelo Buñuel. Mellot al banquillo.

Tras tanto cambio, idas y venidas, el equipo se perdió y se encontraba mal plantado en el campo. Kento lo pudo aprovechar con un misil que obligó a Soriano a hacer otra gran intervención de Soriano ante el zurdazo del nipón. Minuto 87.

Fue lo más destacado de una recta final que resignó, una vez más, a una afición desencantada.

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