gastronomía

Su pan de masa madre es famoso y siempre venden nueva bollería: la panadería y pastelería de éxito en Tenerife

Rubén, Bryan y Aday han transformado el horno de leña de su abuelo

Eladio Santos, el abuelo de esta historia, construyó un horno de leña en Fuencaliente. Corría el año 1937 y ahora, 87 años después, sus tres nietos, Rubén, Bryan y Aday Medina han convertido aquel negocio en una panadería y pastelería de éxito. Hablamos de Zulay, con locales abiertos en Fuencaliente, Los Llanos de Aridane, Santa Cruz de La Palma y La Laguna. Sirven sus panes de masa madre a 43 restaurantes de Tenerife y ya hacen planes para ampliar un local que se les ha quedado pequeño para atender al público.

La culpa de todo ello la tiene el abuelo porque, cuenta Bryan, “desde que yo tengo recuerdos nos llevaba a mi hermano Rubén (quien fue quien primero siguió con el negocio familiar) y a mí a la panadería y como no llegábamos a la mesa nos ponía una cesta y hacíamos nuestros panes y nuestras galletas junto con mi abuela Ciela”. La otra abuela, Nélida, no se dedicaba a esos menesteres, “pero era una especialista en hacer buenos merengues”. Y así, Zulay comercializa ahora las Galletas de Ciela y los Merengues de Nélida.

Rubén, el hermano mayor, decide continuar en el negocio cuando se saca el carné de conducir. Y ahí, otra vez, aparece el abuelo Eladio como estratega: “cuando sacamos el carné no teníamos coche -recuerda Bryan-, pero sí teníamos el furgón del reparto, así que mi abuelo nos decía si quieres coger el coche, primero tienes que hacer el reparto”. Y repartiendo, a Rubén le picó la curiosidad y se apuntó al oficio de repostero y panadero.

Bryan tenía otros objetivos y estudió Psicología, pero “sí es sí es cierto que iba los fines de semana y en vacaciones a ayudar a mi hermano en La Palma con la panadería y no dejaba de gustarme”. Al acabar la carrera estuvo un año trabajando con Rubén para ahorrar dinero y marchar a Inglaterra a aprender inglés. Allí estuvo seis meses y durante ese tiempo trabajó en dos cafeterías. “Y me gustó el estilo de cómo se hacían las cosas y se encendió la bombilla para cuando regresara a La Palma abrir una cafetería y hacer otro tipo de producto”.

Rubén y Bryan deciden montar el negocio y cuentan que “hemos tenido la suerte de que mis padres nos apoyaran en esa idea tan arriesgada de ser autónomo y montar una empresa de estas características”. Cuando abren la panadería en Fuencaliente “mi abuelo ya se había jubilado”, cuenta Bryan, que se apresura a matizar que “se había jubilado legalmente, porque a día de hoy me sigue llamando y me sigue diciendo el pan salió bien o mañana le tienes que poner más levadura”.

Su formación los ha llevado a la búsqueda de la excelencia. “Si hacemos pan tiene que ser el mejor pan, si hacemos un pastel tiene que ser el mejor pastel. Es lo que nos mantiene vivos en el día a día y es lo que tratamos también de transmitir a nuestros compañeros de trabajo. Hoy somos una familia de 43 trabajadores y todos tienen su grado de culpa para que Zulay hoy en día haya llegado hasta donde ha llegado”.

Bryan destaca que “en Tenerife hemos encajado muy bien. Llevamos ya dos años y medio y hoy en día repartimos pan a 43 restaurantes algo que también nos ha impulsado mucho porque te valoran el producto como valoran un aceite de oliva, un queso o incluso un vino”, destaca Bryan. Ahora ofertan unas 15 referencias en bollería, 12 en panadería y diez en pastelería, aunque siempre ofertan nuevas propuestas en el fuera de carta “para no caer en la monotonía”.

Ahora mismo el principal proyecto a corto plazo “porque ya estamos en ello, es digitalizar la empresa, algo que para una panadería de nuestras características es muy importante. Tenemos cinco centros de trabajo entre los cuales debe haber una comunicación fluida” destaca Bryan, que señala a Aday, el más pequeño de los hermanos, como el responsable de la administración de la empresa. Y hacer un gran obrador de pan artesanal después de un humilde horno de leña que se fundó hace 87 años.

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