Antonio Ledezma

Cuando uno habla largamente con Antonio Ledezma, que fuera senador, gobernador de Caracas y alcalde metropolitano de la capital de Venezuela, hoy exiliado en España, se encuentra a un hombre con soluciones imaginativas para su país y enamorado de la ecología. Si yo no hubiera descubierto demasiado tarde Venezuela, seguramente viviría allí, aunque no, desde luego, bajo el yugo de este régimen. Por eso es preciso estar muy atentos al nuestro, a pesar de que esto no es el Caribe, sino Europa, y por tanto parece imposible el abismo. En fin, que entrevisté para el lunes a Antonio Ledezma en Los Limoneros y me encontré, además de con un patriota, con un hombre serio, con fama de honesto, que tiene soluciones y quizá por eso fue perseguido hasta la lúgubre prisión de Ramo Verde por el chavismo disparatado. Ledezma logró huir en coche desde su arresto domiciliario posterior, hasta cruzar uno de los puentes que une Venezuela con Colombia, por Cúcuta, una ciudad tan ligada a la historia, a Bolívar y a la libertad. Antonio acaba de presentar en Tenerife su último libro, Venezuela, política y ambiente, editado por Kálathos, bajo los auspicios de un hombre que fue ministro y que también reside fuera de su país, Humberto Calderón Berti. El 28 de julio próximo, los venezolanos intentarán arrasar al sátrapa Maduro en las urnas, que ya está haciendo trampas con su espurio Consejo Nacional Electoral para ir eliminando candidatos. Incluso los presidentes Lula y Petro, aliados del chófer de guaguas, han lamentado sus métodos poco democráticos a la hora de impedir que aspirantes legítimos accedan a la carrera electoral. El libro de Antonio Ledezma es un canto a la esperanza y una revelación de lo que tiene Venezuela en su naturaleza para salir del bache, sin depender del petróleo, que muchas veces es un envoltorio sucio de la corrupción.