obituario

El siempre entusiasta Gregorio Dorta

Más de 30 años buscando al asesino de Manolito ‘el cartero’

La luminosa mañana del festivo se tornó oscura hasta aturdir los sentimientos y el intelecto. Sabíamos de su enfermedad y de su internamiento hospitalario, pero jamás sospechamos el fatal desenlace. Las primeras torpes palabras que nos pidieron para una emisora de radio acentuaron el impacto hasta el desconcierto. Dejamos de redactar la entrada que, en ese momento, estábamos preparando, era imposible seguir, a sabiendas de esta otra que nunca hubiéramos querido escribir.

Porque Gregorio Dorta Martín -a quienes algunos afectuosamente llamábamos Parrado, en memoria de un periodista deportivo discípulo de José María García en sus tiempos de la SER- reunía los ingredientes de una personalidad tan heterogénea como entusiasta, plena de inquietudes, entre ellas las comunicativas y las literarias. La suya, en efecto, es una trayectoria que pasó por la gestión turístico-hotelera, desempeñada en varios establecimientos del Puerto de la Cruz, pero, sobre todo, en varios medios de comunicación en los que se abrió paso también de forma autónoma, esforzándose en aprender y desarrollarse con ánimo decididamente emprendedor.

A Dorta le dimos la oportunidad de ir cubriendo un espacio en los tiempos de Radio Popular de Tenerife, dirigida por José Siverio Pérez, a finales de los años 70 y comienzos de los 80 del pasado siglo. Se familiarizó pronto con la información deportiva, no en vano él había practicado fútbol y baloncesto. Fue ampliando su radio de acción, que tenía su centro operativo en La Vera, donde era un asiduo visitante del viejo campo que llevaba el nombre del malogrado presidente Salvador Ledesma y de su versión neoconstruida pegada a la autovía del norte, hasta que dio un salto en las coberturas, no solo territoriales, sino en las propias disciplinas deportivas: pronto hizo crónicas de balonmano y waterpolo, mientras seguía acumulando puntualmente los resultados de todas las categorías. Forjó una estrecha amistad con destacados jugadores juveniles del Vera: Gerardo, Susi, Tomás…, una especie de núcleo duro que se proyectó con genuino espíritu deportivo.

No es broma lo de emprendedor: probó con otros dos compañeros, José Manuel Martín y Pedro Ángel Gómez Barreto, una aventura editorial como fue aquella publicación efímera titulada Peñón Deportivo. Luego vinieron otros productos audiovisuales en los que, sin alardear, con sello propio, demostró que también podía estar a la altura de las exigencias de la sociedad de nuestros días. Goyo Dorta impulsó los cambios en el consumo de la información deportiva de la vertiente norte de la Isla. Y en ellos se notaba su afán por ampliar los límites y los escenarios: hizo información en cadena, se esmeraba cuando había de informar sobre los representativos en fútbol y baloncesto o dar cuenta de algunos acontecimientos deportivos de alcance. Era frecuente verle con sus cámaras en citas deportivas, principalmente en los momentos previos o posteriores para recoger impresiones que, luego, se podían seguir desde las redes sociales, en las que también se hizo un partícipe destacado.

Hasta que materializó uno de los grandes sueños de su vida: publicar un libro. En silencio, se fue haciendo un lector empedernido. Le apasionaban los episodios históricos, algunos de los cuales dimensionó con generosidad, como el que relató en su último libro, recientemente presentado en las orillas del muelle pesquero del Puerto de la Cruz: ¿Quién mató al cartero?, un crimen, no esclarecido, que investigó con testimonios autorizados. Preparaba una próxima publicación dedicada a Segismundo Tito del Pino Real, ídolo futbolístico local. La noticia de su fallecimiento revistió un gran impacto social hasta hacer que la luminosa mañana de ayer quedara envuelta por la tristeza y la melancolía. Las honras fúnebres tendrán lugar al mediodía de hoy.

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