Canarias ha sido el primer foco turístico donde se ha alzado la voz colectivamente contra la saturación de viajeros. Sin embargo, hay subsectores, como el turismo rural, que ni en el Archipiélago ni en otros puntos de España supone, por ahora, un problema grave. El 20 de abril se desarrollaron manifestaciones en Canarias para pedir “un cambio en el modelo turístico”, promovidas por la plataforma Canarias se agota. La movilización ha supuesto un pistoletazo de salida para poner el foco en la necesidad de encontrar un equilibrio. En una entrevista con Efe, su portavoz, Víctor Martín, explica que, en líneas generales, no es un problema que afecte al turismo rural, aunque hay “ciertas áreas rurales”, como parques nacionales, donde sí está proliferando la vivienda vacacional, una de las consecuencias del turismo masivo que eleva el precio de la vivienda para la población autóctona. Además, en fechas concretas, como puentes y vacaciones cortas y, especialmente en pueblos cercanos a grandes ciudades, sí se viven episodios de cierta congestión que están llevando a algunos destinos a tomar medidas. Los propietarios de los alojamientos rurales “se sirven de las casas antiguas para restaurarlas, no consumen territorio ni impactan negativamente en los pueblos”, defiende el presidente de la Asociación Española de Turismo Rural (Asetur), Pedro Carreño. A su juicio, el viajero rural es “muy especial”, llega para estar en el mundo rural, a conocer las tradiciones, la gastronomía, a hacer senderismo… Busca la tranquilidad y conexión con la naturaleza.
A la pregunta de si el turismo rural está masificado o no, responde con un contundente “en absoluto”, y añade que no representan ni el “1% de todo el turismo que llega a las Islas”. El INE confirma esta observación con datos: el turismo es uno de los motores económicos de Canarias y representa el 35% de su producto interior bruto (PIB); el Archipiélago recibió en 2023 más de 10.672.093 millones de visitantes. De esta enorme cifra y de acuerdo con la Encuesta de Alojamientos Turísticos Extrahoteleros, solo 84.932 fueron viajeros rurales; 37.408 nacionales y 47.524 extranjeros, un 0,7%; la oferta paraoficial de este es de 3.277 plazas. Para Carreño, se trata de una alternativa al “turismo del todo incluido” y al de las viviendas vacacionales que vive de una filosofía “radicalmente distinta”, pues responde a un viajero de mediana edad que viene a disfrutar del “medio rural, de sus valores y patrimonio y de la tranquilidad que ofrece”. Desde su Canarias natal aprovecha la ocasión para hacer un llamamiento a futuros turistas para que vayan a disfrutar del turismo rural y reflexiona: “Ojalá lleguen muchos más”. En Canarias y en la Península hay pueblos que han conseguido distinguirse con sellos y plataformas que les ayudan a promocionarse y tener más visitas. Uno de los más reconocidos es el de Los Pueblos más bonitos de España, un distintivo que ya tienen en su haber más de un centenar de municipios.
El turismo rural busca mantenerse al margen del debate de la masificación
Los propietarios de los alojamientos de este subsector “se sirven de las casas antiguas para restaurarlas, no consumen territorio ni impactan negativamente en los pueblos”, resalta Asetur
