Pepe Valladares es desde el pasado lunes el nuevo presidente del Círculo de Bellas Artes de Tenerife. Una responsabilidad que no es nueva para el diseñador gráfico, quien desde hace años conoce de primera mano el devenir de la institución, al formar parte también de juntas directivas anteriores y posteriores a la presidencia que ya ocupó entre 2016 y 2020. Por diversos motivos, José Jiménez Valladares se pone al frente de la entidad en un momento relevante -y también complejo-. Desde el punto de vista histórico, en 2025 la institución alcanzará su centenario [se fundó el 7 de septiembre de 1925], y, desde una perspectiva actual, el Círculo de Bellas Artes viene de atravesar una época muy complicada.
La obligación de acometer una profunda serie de trabajos de reforma en la emblemática sede de la santacrucera calle Castillo -pandemia del coronavirus COVID-19 por medio-, para ajustarla a la legalidad ha motivado la paralización, o casi, de toda su actividad. Unido a esto, no menos importante, la entidad sin ánimo de lucro ha tenido que afrontar un proceso de búsqueda de financiación para poder ejecutar la rehabilitación, lo que tampoco ha sido fácil. Consciente de todo ello, Pepe Valladares no elude en esta entrevista el enorme desafío que se le presenta a él y a su equipo, que pasa, entre otras cosas, por recuperar el protagonismo del que el Círculo de Bellas Artes disfrutó hace tiempo.
-El pasado lunes ganó las elecciones a la presidencia del Círculo de Bellas Artes de Tenerife con 78 votos, frente a los 73 de la candidatura de Dulce Xerach Pérez. ¿Qué fue lo primero que se le pasó por la cabeza al conocer los resultados?
“Lo que nos ha unido a todo el equipo: la voluntad de iniciar un nuevo ciclo en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife. De manera que ganar las elecciones supuso una alegría tremenda. Toda esa noche resultó exultante, de celebración, porque éramos conscientes de que lo que estaba pasando nos iba a permitir trabajar para alcanzar ese objetivo. Fue una gran satisfacción para todos los que defendemos este proyecto”.
“Si no cubrimos los gastos corrientes para el día a día, no podremos plasmar todo lo que queremos hacer”
-Usted posee un amplio conocimiento acerca de la entidad cultural que ahora vuelve a presidir. ¿Cuál es el principal objetivo que se ha marcado la nueva junta directiva para estos próximos cuatro años?
“Hay un objetivo, digamos, heredado, que para mí es una absoluta responsabilidad: son los dos flancos más complejos de una tarea que pusimos en marcha los integrantes de la anterior junta. Uno es acabar las obras de rehabilitación de la sede, una parte que resulta mucho más sencilla de llevar a cabo que la ya ejecutada, y, por supuesto, culminar el proceso de las subvenciones comprometidas por las tres administraciones públicas [Gobierno de Canarias, Cabildo de Tenerife y Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife]. De forma paralela, vamos a poner en marcha un proceso que nosotros llamamos Un nuevo Círculo, cuyo mensaje inicial es abierto. La desafección de muchos sectores de la cultura, debido a diversas cuestiones, ha hecho que se viera al Círculo de Bellas Artes de Tenerife como una entidad ajena a ellos. Nosotros vamos a trabajar para que retorne la confianza y la colaboración entre entidades. Y, precisamente, eso es algo que percibimos la misma noche del lunes. En una jornada frenética, la gente nos llamaba, nos preguntaba cómo volver al Círculo… Es decir, las puertas se han abierto y el mundo del arte está ya empezando a entrar”.
-El próximo año se cumple el centenario de la institución. ¿Qué ideas barajan para una efeméride tan especial?
“Como digo, la idea que hemos tenido desde un principio en la cabeza, sin olvidar el pasado más brillante del Círculo de Bellas Artes de Tenerife, que es grande, es centrarnos fundamentalmente en la celebración de una nueva etapa. Y eso se va a reflejar en las actividades y los proyectos que, evidentemente, aún no hemos tenido tiempo de concretar. Tras el resultado de las elecciones, hubo un primer abrazo por parte del anterior presidente, Alejandro Tosco, que nos felicitó y nos brindó, como todo el mundo, el apoyo para continuar con esta labor. De modo que, con la ayuda de todos y de todas, vamos a poner en marcha esta nueva fase”.
-¿Y qué problemas y qué retos se deben abordar ahora mismo en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife, una vez que la profunda rehabilitación de su sede a la que se vio obligado casi ha eliminado por completo su actividad?
“El mayor desafío es la propia obra. Es una cuestión compleja porque conlleva muchos aspectos, como el de la energía eléctrica, por ejemplo. Es un problema que no solo afrontamos nosotros, sino muchas otras personas, que tiene que ver con la potencia eléctrica y cierta dificultad, por limitaciones técnicas, que está costando resolver. Sin embargo, junto a la dirección técnica de los trabajos de rehabilitación, vamos a solucionarlo, porque eso nos lleva a la apertura legal de la actividad que desarrolla el Círculo. Por otro lado, las ayudas comprometidas por las administraciones públicas están ahí, pero tienen que materializarse. Ese es un tema que ha estado muy bien encauzado por la anterior junta y tenemos que concretarlo. La vertiente económica es esencial, porque estar un año cerrado significa afrontar un año en el que no ha sido posible generar recursos a través de las actividades. Algo que tenemos muy claro, y contamos con la gente en la junta que lo puede hacer con gran profesionalidad, es conseguir otro tipo de ayudas y colaboraciones con entidades privadas. Los gastos corrientes deben estar cubiertos. Si no tenemos el músculo económico que se precisa para afrontarlos, todo lo que queramos hacer, la gran ilusión que tengamos para hacerlo y los muchos apoyos de los que dispongamos no servirán para lograrlo. Todo esto, de manera simultánea a esa idea de un Círculo abierto, para la que ya hay diversas propuestas avanzadas, que pasan, por ejemplo, por la colaboración con otras entidades culturales. Pretendemos generar esa ilusión que permita que la cultura y el arte sean un eje sobre el que trabajar juntos”.
“La prioridad es situar al Círculo donde le corresponde, no solo en Canarias, sino que también se le escuche fuera”
-¿Qué resta por acometer en esa reforma del edificio? ¿Han cuantificado la financiación que necesitan, al margen de la ya aportada por las diferentes administraciones públicas, para que el Círculo se halle en pleno funcionamiento?
“Hay ya una cantidad comprometida por la Viceconsejería de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, creo que de 30.000 euros, dedicada exclusivamente a gastos corrientes. Eso es una muy buena noticia. Aparte de las ayudas para las obras que faltan por acometer, disponer de ayudas anuales para gastos corrientes, como sucede en otras entidades, es esencial. Aspiramos a la profesionalización del Círculo de Bellas Artes en lo que tiene que ver con su gestión del día a día. Tener solo a dos personas trabajando en la entidad, es decir, a sueldo, resulta inviable. Las necesidades de una institución como esta pasan, como mínimo, por contar con un gerente y otras dos o tres personas, o bien en plantilla o a través de becas, para desarrollar esa labor que se nos viene encima, que es un gran proyecto. Eso lo vamos a lograr como sea, con el esfuerzo de todos. En cuanto a la culminación de las obras, hablaríamos de una cantidad que se sitúa entre los 700.000 y el millón de euros. Incluyendo todo el equipamiento del teatro, la maquinaria del aire acondicionado, la pantalla de cine, la iluminación… y la parte trasera del edificio, la de la calle Imeldo Serís, o la sala de exposiciones, que es nuestro gran activo”.
-¿Por dónde pasa que el Círculo vuelva a contar con protagonismo dentro del discurso cultural de Tenerife y del Archipiélago?
“La prioridad es colocar al Círculo de Bellas Artes de Tenerife en donde le corresponde. Y no solo en el ámbito insular, por supuesto, porque nuestros estatutos definen que nuestro espacio de actuación es Canarias, pero pretendemos mucho más. Si ya en sus comienzos fue un referente a nivel europeo, y el surrealismo fue la base del gran movimiento que generó el Círculo, aspiramos a que vuelva a serlo. De hecho, tenemos a un artista y gestor cultural en Luxemburgo que va a implicarse en ese ámbito. Es decir, vamos a tener colaboración en el exterior, junto a otros artistas de Tenerife que también trabajan fuera de la Isla, con la voluntad de crear una especie de red de pequeñas embajadas. Esto, como digo, no solo tiene que ver con el aspecto económico, que también, pues contamos con gente que sabe explorar, y lo va a hacer, las ayudas europeas, sino en lo meramente cultural. Vamos a ir creando puntos de expansión del Círculo hacia afuera. Así que no descartamos que la entidad vuelva a ser un referente a nivel nacional y, esperemos, si logramos hacer las cosas bien, que también se nos escuche fuera”.
“Los miembros de la junta directiva son de diferentes ámbitos, pero comparten una misma ilusión por la entidad”
-¿Contemplan ya alguna iniciativa para la captación de nuevos socios y, con ello, incrementar la presencia de la institución en la sociedad?
“Desde el día de las elecciones, toda la gente del Círculo de Bellas Artes, y sobre todo, de la nueva junta, está recibiendo solicitudes. La gente quiere volver. He recibido muchos mensajes de personas que ya estuvieron en la entidad y desean retornar, pero también de gente nueva de muchos ámbitos que se quieren sumar a esta idea. Ahí nos hemos dado cuenta de que acertamos con el concepto, que a la vez es nuestra ilusión y nuestro proyecto. El principal motivo que me ha movido a intentar presidir el Círculo, a montar entre todos esta candidatura, es el retorno del mundo del arte, de la cultura. Que todos entiendan que esa casa, ese edificio renovado, con instalaciones nuevas, con la accesibilidad completa, que era el eje de la reforma, está abierta para ellos. Buscamos que vuelva a ser el sitio donde se generen sinergias, diálogos, debates… En eso estamos”.
-¿Qué destacaría del equipo que le acompaña para acometer todos estos desafíos?
“El equipo se formó en muy poco tiempo. Desde mi experiencia formando parte de juntas directivas, estaba convencido de que había que crear un grupo que naciera de varios sitios. Cuando empezamos a hablar sobre este proyecto, nos dimos cuenta de que compartíamos una misma idea: vamos a hacer que esto sea un proyecto de ilusión, pero de una ilusión que se puede llevar a la realidad. Así que tenemos perfiles vinculados al derecho, personas que proceden de la gestión de grandes empresas, hay artistas, gestores culturales… que tienen en común la ilusión por el Círculo”.