la laguna

Honores militares para el Santísimo Cristo de La Laguna

El RACA 93 nombra oficialmente a la imagen como su especial protector, convirtiéndolo en el segundo Cristo de España, junto al de Mena, en lograr este reconocimiento del Ejército
El Regimiento de Artillería de Campaña Nº 93 desfila ante la imagen del Cristo de La Laguna y de las autoridades militares y religiosas. Fran Pallero
El Regimiento de Artillería de Campaña Nº 93 desfila ante la imagen del Cristo de La Laguna y de las autoridades militares y religiosas. Fran Pallero

La Laguna vivió ayer un día de emoción y devoción con la celebración del acto oficial de nombramiento al Cristo lagunero como especial protector del Regimiento de Artillería de Campaña Nº 93 (RACA 93).

En el acto, que comenzó al mediodía con una misa en el atrio del santuario del Cristo, oficiada por el arzobispo castrense de España, Juan Antonio Aznárez, y por el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, se entregó el título de nombramiento de especial protector al Obispado Nivariense.

La santa imagen procesionó hasta la plaza del Cristo, donde tuvo lugar un acto militar presidido por el teniente general Salom, Jefe del Mando de Canarias del Ejército de Tierra, durante el que se formalizó el nombramiento del Cristo como especial protector del RACA 93. Una parada militar, con todo el regimiento en formación, para ratificar el acogimiento a la protección de la imagen santa, que, desde hace más de cien años, realizan los artilleros.

La Esclavitud del Santísimo Cristo explicó que se trata de un “hito histórico” ya que en el Ejército español “solo hay dos cristos protectores, el de Mena, con la legión, y ahora también el de La Laguna”.

El Regimiento de Artillería de Campaña Nº 93 es heredero del antiguo Batallón de Artillería a Pie de Canarias, cuya Batería Expedicionaria de Montaña partió en septiembre de 1921 a la guerra que había en Marruecos, encomendándose al Cristo de La Laguna para su protección y cuya estampa portaron durante toda la campaña. Regresaron en octubre de 1922 sin ninguna baja. Esta circunstancia extraordinaria, considerada por muchos como milagrosa, se atribuyó a la “intercesión” del Cristo lagunero y, desde entonces, los artilleros le escoltan cada vez que sale en procesión, como promesa.

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