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“Las curanderas combinan un don natural, conocimiento ancestral y experiencia”

Beatriz Chinea, autora de ‘Curanderas Canarias, Tradiciones de Sanación’
“Las curanderas combinan un don natural, conocimiento ancestral y experiencia”

La noticia se hizo viral y no era para menos. Con motivo del Día Internacional de las Mujeres, la Dirección General de Patrimonio Cultural estrenaba en su canal de YouTube un documental sobre curanderas canarias. Dos meses después Televisión Canaria haría lo propio, acumulando decenas de miles de visualizaciones, de miradas que se reencontraron con la tradición o descubrieron por primera el fascinante mundo de las mujeres que durante siglos nos han venido curando con plantas, rezos, masajes y otras técnicas. El cerebro, el tesón y el entusiasmo detrás de ese apasionante y revelador documental es el de Beatriz Chinea, veterana productora audiovisual que durante años viajó por las islas en busca de estas mujeres sanadoras.


-¿Fuiste la primera sorprendida con la extraordinaria acogida de tu trabajo?
“Sí, me ha sorprendido gratamente la gran acogida que ha tenido el documental. Tantas visualizaciones en tan poco tiempo creo que se debe al interés del público en las tradiciones canarias y considero también que el documental ha servido para que mucha gente recuerde experiencias personales, o cercanas, sobre estas prácticas de sanación que tenía casi olvidadas, y esto es importante para visibilizar y que no se pierda el legado de estas mujeres”.


-¿Cuál fue tu motivación para emprender este proyecto?
“Me motivó el deseo de recuperar, y plasmar en un documental, la memoria de estas mujeres, curanderas, santiguadoras, hierberas y parteras, visibilizando su importante papel en la transmisión de las tradiciones y la cultura canaria”.


-¿Tiene este trabajo un significado especial dentro de tu trayectoria personal y profesional?
“Este trabajo me ha enriquecido muchísimo, me gusta tratar con la gente, sobre todo con nuestros mayores, y dejarles contar sus historias, sus oficios y experiencias, me considero una privilegiada por haberles conocido. Profesionalmente, la elaboración de este documental me ha permitido conocer a personas que tienen mucho que contar sobre las tradiciones canarias, y sus testimonios me han dado ideas para futuros proyectos”.


-Tras hablar con ellas, de diferentes edades y lugares, ¿te quedaste con la sensación de que estabas ante unos oficios condenados a desaparecer, o existe alguna oportunidad de continuidad?
“Me quedé con una sensación de esperanza y optimismo respecto a la continuidad de su oficio. Si bien es cierto que las curanderas en su mayoría son algo del pasado, sigue habiendo alguna en nuestros pueblos, supongo por la eficacia de sus prácticas tradicionales, y hay gente que sigue acudiendo a ellas”.


-¿Te viste tentada a ponerte en manos de alguna de ellas?
“En una ocasión, durante un viaje a La Palma, tuve un fuerte dolor de barriga. Consulté a una curandera de la isla, quien me realizó un rezo y el dolor de barriga desapareció por completo. Mantengo el contacto con algunas y volvería a acudir a ellas si lo necesito”.


-¿Te preguntaste alguna vez sobre la eficacia real de sus métodos, es decir, si realmente, más allá del consuelo y alivió de la sugestión y la escucha, sus métodos devolvían la salud o la mejoraban?
“Creo que la capacidad de curar o de mejorar las dolencias que poseen estas mujeres es una combinación de don natural, conocimiento ancestral y experiencia práctica. Ellas han heredado una sabiduría que se ha transmitido de generación en generación, y a la vez han desarrollado sus propias habilidades a través de la experiencia y el contacto con la naturaleza, como es el caso de las hierberas. Si bien la eficacia de las prácticas de las curanderas no está avalada por la ciencia convencional, existen numerosos testimonios de personas que afirman haber obtenido beneficios de sus tratamientos. Después de mi investigación y las entrevistas que he realizado, no tengo motivos para dudar de esos testimonios, creo que la gente que acude a estas prácticas por lo general mejora, aunque siempre no haya una explicación científica”.


-Damos por hecho que antes de empezar tu trabajo tenías una visión de ellas y un conocimiento de sus prácticas principales, ¿te encontraste con cosas que no esperabas, algo inesperado, novedoso…?
“Para preparar las entrevistas realicé una exhaustiva investigación de sus prácticas principales. Igualmente, me encontré con alguna curiosidad, como el caso de María, una curandera de La Gomera, que me relató una costumbre fascinante que se practicaba antaño en la isla. Cuando una persona enfermaba gravemente, se avisaba a dos curanderas sin que ellas lo supieran. Cada una, en su propio lugar, santiguaba al paciente, separadas por un barranco. La creencia era que esta acción conjunta, realizada a distancia, aceleraba la recuperación de la persona enferma. Además, me encontré con algo inesperado, que fue que algunas curanderas han sabido adaptarse a los tiempos y a las necesidades de la sociedad actual. Muchas ofrecen sus servicios de forma presencial y online, y utilizan herramientas tecnológicas para comunicarse con las personas que acuden a ellas”.


-¿Siguen teniendo clientes? ¿Con qué perfil?
“Así es, siguen teniendo clientela. El perfil es diverso, pero por lo general, son personas que buscan una alternativa o un complemento a la medicina convencional. La aceptación de las curanderas y sus prácticas depende de la percepción social y cultural. En muchos lugares son consideradas figuras respetadas y valoradas por su conocimiento y sabiduría ancestral, pero en otros pueden ser vistas con recelo, o incluso consideradas brujas”.


-¿A cuántas entrevistaste, cuántas horas, edades y cuántas están en cartera?
“He tenido el privilegio de entrevistar a veinte mujeres y dos hombres de diferentes islas. Durante tres años, he dedicado mi tiempo a grabar recursos e imágenes en todas las islas y a recopilar sus historias y conocimientos, atesorando en horas de grabación la riqueza de esta sabiduría ancestral. Las edades varían considerablemente, desde mujeres muy mayores hasta jóvenes sobre los cincuenta años. Pero mi labor no ha concluido aquí, tengo previsto entrevistar a más curanderas de diferentes islas, de momento tengo a diez localizadas. Sin embargo, en este primer documental solo se pueden escuchar las voces de quince mujeres debido a las necesidades narrativas por la duración del metraje. Es por ello que tengo el proyecto de realizar una segunda parte más extensa. En esta nueva etapa, me propongo profundizar en aspectos como las plantas medicinales, la partería tradicional, los remedios ancestrales y los métodos de curación, dando voz a un número mayor de mujeres y ampliando la riqueza de perspectivas que conforman este legado cultural”.


-¿Oficio de mujeres o hay espacio para los hombres?
“Si bien es cierto que estos oficios han estado tradicionalmente asociados a las mujeres, esto no significa que los hombres no tengan cabida en ellos. Hay muy pocos hombres curanderos debido a que en la mayoría de los casos este conocimiento se ha transmitido durante generaciones sólo a mujeres dentro de las familias, ya que antiguamente era la mujer la que se asociaba más con el ámbito del hogar y el cuidado de la familia”.


-¿Percibiste diferencias o especificidades, rasgos distintivos por pueblos, islas o edades?
“Efectivamente, las curanderas presentan diversas técnicas y especialidades dentro de su práctica. Si bien todas ellas comparten un conocimiento ancestral, se pueden observar diferencias notables en sus métodos y enfoques. Algunas curanderas se basan principalmente en el uso de plantas medicinales, preparando infusiones, ungüentos o cataplasmas para tratar diversas dolencias. Otras, en cambio, se enfocan en técnicas energéticas como el santiguado o la imposición de manos, y algunas se han especializado en el tratamiento de enfermedades específicas como por ejemplo el empacho, el mal de ojo, la culebrilla, el aire o el sol. Otras poseen habilidades en la partería, ayudando en partos. También es importante mencionar la figura del esterero, que también formaba parte de la tradición curandera canaria. Estos especialistas se encargaban de reducir fracturas y luxaciones, utilizando técnicas manuales y remedios naturales. En definitiva, creo que las diferencias en las técnicas y especialidades de las curanderas canarias se deben a diversos factores, entre ellos, la tradición familiar, la ubicación geográfica, el acceso a recursos naturales y la experiencia personal de cada curandera”.


-Ante una planta medicinal tenemos la química como soporte de su acción, pero ¿cómo podemos entender un rezado de mal de ojo ejecutado a espaldas del paciente y que coincide con una mejora significativa de su estado?
“Esto puede abordarse desde varias perspectivas. Por un lado, si el paciente es consciente del rezado, la mejoría se podría justificar por la sugestión, la creencia, o la musicalidad de las palabras del rezado que se repiten como un mantra, es algo que se puede encontrar en muchas culturas. Sin embargo, cuando la persona afectada no es consciente del rezado, y aun así, se produce una mejoría, entonces se podría apelar a las energías. Es decir, dando por buena la teoría de que hay una energía que lo envuelve todo, y que hay personas especiales que tienen la capacidad de controlar esa energía, de focalizarla de alguna manera, esas personas podrían conseguir el efecto de provocar la mejoría del paciente”.


-¿Te percataste de algún procedimiento que esté desaparecido o en desuso de forma especial?
“Efectivamente. El ritual del mimbre y el del drago son procedimientos que han caído en desuso dentro de la medicina tradicional canaria y eso a pesar de haber sido una práctica común en el pasado, que se utilizaba para curar las hernias. Hoy en día son muy pocas las personas que buscan ayuda para este tipo de dolencia o que conozcan cómo realizar el ritual”.

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