tribuna

Hormigas

Hormigas por todas partes. Una avalancha de partículas negras agitándose entre los restos. Son como un ejército organizado que se lleva al hormiguero todo lo que encuentra, para allí alimentar a una reina estática que pone millones de huevos y así generar otra cantidad ingente de hormigas que salen disciplinadas para volver a hacer lo mismo.


Es un ciclo que se repite desde el principio de los tiempos, un comportamiento instintivo del que ha evolucionado nuestra inteligencia, que se organiza en sociedades muy parecidas a esa. Algunos lo identifican con el reciclaje, en ese ambiente aburrido donde todo tiene una función. Las veo marchar en fila y, a veces, me trepan por los brazos y las voy eliminando con una presa de mis dedos. Pertenezco a otro grupo y les pongo insecticidas para que se alejen de mí. En verano, salen más porque es el tiempo propicio para llenar los depósitos de sus reservas.


La Fontaine las ponía como ejemplo de la responsabilidad y el orden frente al carácter disipado de la cigarras, que se pasan el verano cantando cuando, en realidad, lo que hacen es protestar por el bochorno. Yo no sé con cuál de las dos quedarme. Unas me divierten y solazan y las otras me aburren con su tenacidad, comprobando como nada las separa de la línea que tienen marcada para conseguir sus objetivos. Luego, he pensado que las dos son un producto de la naturaleza, un complemento, dos formas diferentes de entender la existencia. Mejor es ser una mezcla de ambas cosas, igual que ser mitad monje y mitad soldado en la época de Cervantes.


El mundo empieza a no funcionar cuando las cigarras odian a las hormigas y viceversa. En realidad, es frecuente que sean las hormigas las que aborrezcan a quienes se separan de su sistema. Son más unidireccionales y sectarias, por eso cuesta tanto quitárselas de encima.
Hoy, en la tele se apuesta más por las cigarras y esto hace que la gran masa de hormigas, mucho más numerosas y tesoneras, se enerve y haya desarrollado una defensa en forma de picotazo ácido bastante insoportable. Esto las convierte en aborrecibles, en enorme grupo disconforme que, a veces, se rebela para poder continuar haciendo lo mismo, mientras las cigarras están holgazaneando con sus guitarras, haciendo canciones para tratar de calmarlas. A veces nos quejamos, pero el mundo está hecho así. No sé si La Fontaine quería decir esto. Me temo que no.

TE PUEDE INTERESAR