Las protestas del pasado domingo, organizadas por la plataforma Canarias tiene un límite, evidenciaron de nuevo la creciente fractura en el debate sobre el modelo económico de las Islas. La movilización, que reunió a cerca de 10.000 personas en diversos puntos del Archipiélago, mostró una capacidad de convocatoria considerablemente menor en comparación con la multitudinaria protesta del 20 de abril, cuando más de 57.000 ciudadanos se sumaron a la causa.
En el sur de Tenerife, en la playa de Troya, en Adeje, la manifestación, que se desarrolló pacíficamente durante su recorrido, derivó en una irrupción masiva en esta cala y otras zonas de baño para denunciar los problemas asociados al turismo masivo. Las imágenes de turistas desconcertados e, incluso, hostigados por los manifestantes desataron una respuesta contundente de los principales actores del empresariado de la comarca, que expresaron su descontento ante lo que consideran una peligrosa deriva hacia la “turismofobia”.
“Fomentar la turismofobia”
El presidente del Círculo de Empresarios y Profesionales del Sur de Tenerife (CEST), Javier Cabrera, cuestionó ayer la representatividad de la manifestación, al señalar que “la participación apenas llegó al 0,5% de la población”, lo que, a su juicio, demuestra que “esta protesta no refleja el sentir general de la sociedad canaria”. Cabrera consideró preocupante que, “bajo el paraguas de reivindicaciones legítimas, se fomente la turismofobia”, una actitud que, a su juicio, resulta contraproducente para una región cuya economía depende mayoritariamente del turismo. En su opinión, existen otras formas de abordar los problemas planteados por los manifestantes sin afectar negativamente a la industria turística.
Por su parte, Jorge Marichal, presidente de la patronal hotelera Ashotel, comparte esta opinión y, aunque mostró respeto por el derecho a la manifestación, criticó el enfoque de las protestas, afirmando que “es lamentable que se estigmatice al turista”. Asimismo, subrayó que, si bien las demandas de los manifestantes son legítimas, no se resolverán “amedrentando a los turistas que vienen”. Para él, los problemas reales radican en la falta de infraestructuras adecuadas para una población en crecimiento y en fenómenos como el alquiler vacacional, que disparan el precio de la vivienda.
Inquietud entre potenciales visitantes
Las protestas no solo han afectado la percepción local, sino que han comenzado a generar preocupación entre los visitantes de los hoteles en el sur de Tenerife. Una directora de hotel con más de 10 años de experiencia relató ayer cómo algunos clientes han llamado para preguntar si es seguro viajar a Canarias. “Algunos temen por su seguridad tras los incidentes del domingo”, explicó.
Según la gerente, “el turismo es esencial para la economía” y cualquier ataque al subsector equivale a “dispararse en el pie”. A pesar de comprender las frustraciones relacionadas con los bajos salarios y el elevado costo de vida, afirmó que “la culpa no es del tur