“Somos un pueblo solidario, al que le sale del alma ayudar, arrimar el hombro. Tirarse al mar, si hace falta, para sacar a un ser humano del agua cuando naufraga una patera en la costa. Llenar una caja de conserva para una campaña de alimentos, donar sangre, alimento o tiempo. Lo que haga falta por la gente que lo necesita. Termino, señor Abascal, esta réplica con usted recordando algo muy positivo que ha sucedido en estos últimos días. En el fin de semana pasado (…), el estadio lleno del Club Deportivo Tenerife guardó un minuto de silencio ante la tragedia de El Hierro, y en esa misma Isla de El Hierro medio centenar de personas se organizó por WhatsApp para acompañar a los féretros de tres migrantes que perdieron la vida en sus costas. Eso es España, señor Abascal, un país vacunado contra el odio porque ama la vida y tiene ganas de avanzar, prosperar y no retroceder, y por eso ustedes no van a ganar”.
Sirva este párrafo literal de una de las intervenciones del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, para ilustrar las referencias continuas a la crisis humanitaria que se padece en las Islas a cuenta de la migración irregular y en el que -como se ha podido leer- abundaron las loas al comportamiento solidario que caracteriza a la inmensa mayoría de los canarios, tan ajena al discurso de odio que otros intentan inyectar entre la población para obtener réditos políticos por ello.
Incluso, Sánchez también hizo alusión al pasado migratorio que hace no tantos años sufrió el pueblo canario, y del que tanto saben -sin ir más lejos- los herreños, por cuanto el presidente aludió a la llegada de una embarcación con 106 migrantes antes de aclarar de que eran isleños llegados a Venezuela en 1949. Aunque no hizo mención expresa, se trata del barco El Elvira (un velero de 19 metros que tardó 36 días en cruzar el Atlántico) y que fue interceptado por las autoridades y confinadas estas personas en una pequeña isla que servía a modo de cárcel, entre ellos diez mujeres y una niña (la mayoría, campesinos de Gran Canaria que huían de un régimen de servidumbre similar a la esclavitud aún vigente en el sur de la Isla hermana por aquellos tiempos).
Cinco medidas
Como obras son amores y no buenas razones, no basta con elogios para superar esta crisis, y Sánchez anunció una batería de cinco medidas.
La primera es fundamental, por cuanto el presidente español anunció ayer que pedirá a la UE adelantar la entrada en vigor del nuevo Pacto de Asilo al año que viene, pese a estar fijado para 2026. Tal solicitud anula la última excusa del PP para que CC.AA. donde gobierna (Madrid, Andalucía…) asuman compartir con Canarias el esfuerzo de acoger a los menores migrantes no acompañados. También anunció que llevará el mes que viene al Consejo de Ministros el nuevo reglamento de extranjería, a la par que informó que su Gobierno pondrá en marcha, en las próximas semanas, un Plan Nacional de Integración y de Convivencia Intercultural y de que en esta legislatura se reforzará el sistema de acogida -que en seis años ya ha pasado de 1.000 a 50.000 plazas- con 6.000 nuevas vacantes. Por último, en esta legislatura se pondrá en marcha un nuevo programa de migración laboral para facilitar las contrataciones en origen de países como Mauritania, Gambia, Senegal, Guatemala.