tribuna

Congreso de Sevilla (segundo día)

Un artículo de Carlos E. Cué, en El País, habla hoy de las repercusiones del caso Lobato en el Congreso socialista. Todos están convencidos de que la filtración del documento del novio de Ayuso nunca se podrá demostrar. La frase textual es: “No fue así, y por eso nunca va a aparecer una prueba de que fuera así”. Está mal enunciada. El silogismo debe ser planteado al revés: “Si no hay pruebas es que no fue así”. Esta afirmación tendría todos los visos de ser un sofisma, por eso se elige la otra, donde la premisa implica una conclusión carente de lógica, porque las cosas pueden ser sin que haya pruebas para su comprobación, como ha ocurrido frecuentemente en los procesos científicos. Afirmar, como punto de partida, que no fue así, hace suponer que ocurrió de otra manera y que esa manera se conoce. Si no, no cabe la rotundidad de la afirmación. Entonces, la solución es sencilla, conociendo la realidad de los hechos lo más fácil es revelarla. “No fue así”; pues dígase cómo fue.

Otra de las afirmaciones contenidas en el artículo de Cué, siempre poniéndolas en boca de dirigentes socialistas, es la siguiente: “Una cosa es la deducción y otra la demostración con pruebas en un proceso penal”. Tengo para mí que el proceso deductivo es una de las vías aplicadas en lógica para la demostración de una verdad. En matemáticas es habitual para establecer la tesis expuesta en un teorema. Parece que esto se quiebra en la práctica jurídica, donde se actúa con una dialéctica diferente. Aquí se esta consagrando el principio de que el razonamiento humano no es tal si no consigue culminar en un proceso judicial, a pesar de que todo el mundo sepa que es de otra manera. Es decir, que a los procedimientos deductivos, ajustados a la razón de la que disponemos la parte más vulgar y elemental de los hombres, necesita de una posterior comprobación, como la prueba del nueve, para aceptar totalmente su veracidad. Recurrir a estos argumentos me resulta bastante precario. Es lo que se dice agarrarse a un clavo ardiendo, para basar unas actuaciones en asertos endebles.

Todo esto es lo que está ocurriendo en Sevilla bajo el lema adelantando por la izquierda. No es un sistema muy ortodoxo pues puedes ser multado por un motorista de la Benemérita. Mi sensación es que existe un desfase entre lo que sucede dentro y fuera de la asamblea. El hecho de que se llame a un cierre de filas (Carlos Cué lo llama prietas las filas) es significativo y refleja que el objetivo del Congreso no consiste en propuestas de renovación, o de regeneración, sino de una defensa numantina, y en esas condiciones no se puede construir nada positivo. Lo peor del caso es que lo saben y no pueden evitar que esta idea flote en el ambiente. Sánchez cerrará con un discurso parecido al que pronunció ante la UGT, ampliando el campo de batalla a un horizonte de permanencia eterna, obedeciendo al carácter jupiterino que representa. Será aclamado con el falso rostro de la aquiescencia, pero la realidad es que las cosas no volverán a ser como antes

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