Por qué los reyes no estuvieron en Notre Dame? Nadie ha dado una explicación, ni Moncloa ni Zarzuela. Sabemos que habían sido invitados pero declinaron su asistencia. El ministro de Cultura se fue al circo. No quiero hacer el símil de que cambió un circo por otro, pero aquí nadie da puntada sin hilo. Yo tampoco. El resumen es que España no estuvo en París en un acto simbólico que representa la afirmación de algunas esencias europeas. Guste o no guste, esto es así, como se han hartado de escribir en todos los periódicos españoles, de un signo o del contrario. No se entiende, como tantas otras cosas que nos pasan a la hora de alinearnos con las distintas partes en que se divide el mundo. ¿Dónde estamos? Es difícil saberlo. El problema consiste en que, como nadie te lo explica, lo tenemos que adivinar por nosotros mismos y entonces caemos en el ámbito de la desinformación, que es no coincidir con lo que se dice oficialmente, y con lo que no se dice también. No voy a elucubrar sobre los motivos que nos obligaron a no estar en París, como tampoco voy a preguntar por qué el presidente del Gobierno no va al funeral que organiza el arzobispo de Valencia en la catedral. Podría entender que la cosa va de catedrales, pero por qué ahora precisamente. Si se trata de una demostración de laicismo, éste no es el momento. Las víctimas de las inundaciones no entenderían que el cielo y la política no se pusieran de acuerdo, al menos en esto. En fin, me resulta difícil entenderlo. El País, en una encuesta de 40db dice que el PSOE se recupera en la región valenciana gracias a la nefasta gestión del PP en el último mes. No sé si esto ha sido medido en el cálculo para no presentarse en la catedral, o se considera que haber incluido a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, en la ejecutiva socialista es suficiente para tenerlos a todos contentos. No quiero pensar que tenga que ver con lo ocurrido en Paiporta, cuando los reyes se quedaron a escuchar el chaparrón de protestas de los vecinos. No quiero pensar en algo parecido para justificar la ausencia de España en los actos de Notre Dame, que ha significado un alejamiento flagrante de los modos diplomáticos europeos y hasta internacionales. ¿Con quién estamos? ¿En qué mundo vivimos? ¿Qué clase de lección vamos a dar a Europa si escenificamos la imagen del aislamiento?
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