garachico en la historia

Hoy con Dulce María

Mi costumbre de ofrecerles semanalmente una crónica relacionada con el pasado de mi pueblo se ha caracterizado por contarles historias tristes. Pero no ha sido un empeño gratuito; las cosas se han desarrollado así y así hay que citarlas. Pero hoy he vuelto a encontrar en mi pequeña biblioteca un libro que conocí hace más de treinta años. Me refiero a Un verano en Tenerife, de la gran escritora cubana Dulce María Loynaz. Y he gozado con tal lectura porque no se limitó la autora a contar detalles del pasado, sino a hacerlo con un estilo muy bello. Cita varias veces la escritora el nombre de Garachico y a mí me ha complacido especialmente el capítulo XVIII, que titula El galeón enterrado. Entre otros detalles, escribe la cronista estas palabras al comienzo de su trabajo: “!…era en el puerto de Garachico, la perla de Nivaria, el más próspero de la Isla, donde fondeaban diariamente naves venidas de todos los confines del planeta”. Pero la vida se impone. Y, queriendo o sin querer, escribe también Loynaz: “Habrá que decir que no eran todo rosas en el florecimiento de Garachico, pues aún recordaba la gente mayor de la comarca el acontecimiento que pasó a la historia de la Isla con el nombre de El derrame del vino”. Observará el lector que, aun siendo grato el estilo de la escritora, siempre salían a la luz los negativos zarpazos de la infeliz historia local. ¿Quién ignora lo ocurrido con la erupción de 1706? ¿Y quién no recuerda la llegada de la peste o las oleadas de un mar furioso que tanto daño causó a la zona urbana? Dejo, pues, la fiesta en paz, pero no sin exponer, una vez más, mi admiración hacia doña Dulce María.

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