En el año 2001, el ensayista Antonio Garrido Moraga hizo mención a una llamada que comienza a hacerse frecuente en EE.UU., como hizo saber la periodista Larry Kramer en el USA Today: “If you don’t speak Spanish, you might be left behind” (“Si usted no habla español, puede que se quede atrás”). Lo que esa estampa menciona es que los hispanoamericanos han comenzado a invadir de verdad ese país. Viven más de cincuenta millones ahí y en el año 2030 se asegura que será la segunda minoría más grande. Por eso, EE.UU. ahora es un país bilingüe. ¿Ante semejante perspectiva, qué ocurre? La resistencia de la ultraderecha de allí. Estados Unidos no es una entidad compleja; es simple y la simpleza es quien lo significa. Y eso cala en sus habitantes. Por ejemplo, la resistencia a la enseñanza bilingüe, sobre todo cuando la segunda lengua es el español. Porque hace ya algún tiempo lo han comenzado a temer. Por más, los primeros europeos asentados en el sur de EE.UU. fueron españoles. Eso ocurrió en la Florida (1513) o en Lusitania (1528). Pero sucedió la entrada a ese territorio del mundo de los que los estadounidenses llaman los padres de la patria: los peregrinos.
Fue el grupo de separatistas ingleses que se embarcó en el Mayflower y pusieron rumbo al Nuevo Mundo. El periplo duró del 6 de setiembre de 1620 al 11 de noviembre de ese año. Arribaron a Renwes y luego accedieron al cabo Cod (Cape Cod). Y los peregrinos organizaron la comunidad con presupuestos democráticos y una medida preocupación social. Con esos pormenores y otros dos, el inglés y el protestantismo, se convirtieron en el modelo. De manera que pronto la historia restañó: los tratados que hicieron al actual EE.UU., aparte de la guerra con México y la compra de territorios en el sur. Así, Francia cedió toda la zona que se encuentra en el este del Misisipi al imperio inglés en 1763 tras la guerra de los Siete Años. Por ese tratado, el resto de Louisiana pasó a formar parte del imperio español, con el nombre de Louisiana Española, hasta 1803. Por el Tratado de San Ildefonso España devolvió ese suelo a Francia y Francia vendió todo ese amplio espacio a EE.UU. en 1803. Louisiana se convirtió en Estado el 30 de abril de 1812.
Lo que asienta ese privilegio es lo que la derecha de EE.UU. confirma ahora: Estados Unidos es una comunidad de habla inglesa y protestante. Eso es lo que prefigura Donald Trump, haciendo ascos a que allí se hable español. Y, por eso, horas después de su investidura, retiró lo que era común en ese gobierno, para encono de los hispanos que lo votaron: suprimió la versión en español del sitio web oficial de la Casa Blanca. Dos concilios se entrelazan en las maniobras del dicho presidente: el temor al español y la guerra contra los migrantes, que también son españoles. Eso queda.