Hay un tiempo en el que las cosas normales, digamos cotidianas, esas que son importantes, que nos inquietan y que, incluso a veces, nos quitan el sueño, se diluyen, pasan a un segundo plano y casi desaparecen. Durante ese tiempo la importancia reside en otras cosas que, de repente, adquieren una especial relevancia y pasan a ser el centro de interés de nuestro día a día y entonces solo importa sentir un nuevo aroma, saborear una fruta desconocida o perderte en una calle que es avenida o parque o jardín o algo que no sabes muy bien qué es. Y, a pesar de la incertidumbre, lo cierto es que esa sensación no te importa, porque en eso consiste el tiempo del viaje, en descubrir lo que se esconde tras el nombre de un lugar que hasta ese momento sonaba únicamente a papel y a mapa. Pero no es fácil, porque a veces esas cosas normales te arrastran a la rutina y el mundo se vuelve gris y digital, como si solo existiera detrás de la pantalla. Esos días el mundo está lejos y la normalidad todo lo ocupa porque crees que ya nada puede sorprenderte y, además, está el avión, que siempre da pereza en estas islas que están más allá de todo. Sin embargo, tú quieres viajar, cruzar de nuevo el Atlántico, porque sabes que allá los colores son otros, otra la vida y otro su sabor, allá el tiempo se alarga o se vuelve pequeño, pero este hecho carece de importancia, porque en el viaje cuentan otras cosas y la realidad es magia, como magia son las amigas que te reciben y te acompañan, magia es la limonada que sabe a coco donde todo es verde, magia es la ciudad que era violencia y que ahora paseas entre risas y cuentos nuevos, magia es la bienvenida, pase usted, señora, “bien pueda” y todas las connotaciones del español, magia son los aromas del café, magia es todo eso y también volver a casa y que el país que visitaste deje de ser un punto en el mapa y adquiera todas las acepciones posibles, todos los ruidos, la playa de cristal, un barco navegando acantilados, peces de arcoiris y el regalo de un tiempo nuevo y de una fotografía de verdad, de esas que se tocan y permanecen para siempre.
Vuelven las cosas cotidianas, la rutina, y vuela la imaginación porque sabes que aún quedan puntos en el mapa que te esperan, aún quedan más vidas que llenen la tuya de instantes memorables, de esos que recordarás si viene el gris, porque tienes la ilusión y la sorpresa que sentiste cuando alguien, tal vez una chica morena te miró sonriente y te dijo, señora, bienvenida, con gusto, “bien pueda”.
*Bien pueda: expresión colombiana que significa “adelante, pase, continúe, es bienvenido”.