Francisco García-Talavera Casañas. Pero los canarios no solo emigraron a América, sino que se dispersaron, aunque en mucha menor medida, por todo el mundo, y eso lo refrendan los apellidos, como es el caso del Bethencourt, con sus decenas de variantes, repartidos por todos los continentes (hay más de 500.000 portadores en el mundo, la gran mayoría en América), y el no menos sorprendente del apellido Tenerife, con más de 3.000 portadores nada menos que en Filipinas. Los apellidos isleños también llegaron a Filipinas en los siglos XVI y XVII, a través de la “Compañía de Filipinas” y el “Galeón de Manila”, sobre todo de la mano de los evangelizadores que bautizaron a los pueblos indígenas de ese archipiélago. Aparte de Tenerife, se encuentra allí otro apellido de origen guanche, como es Baute, con 1.150 portadores, al igual que Bentor, que tampoco existe en Canarias actualmente, pero que en Filipinas llegan a casi el millar (969) los portadores. U otros apellidos canarios de origen portugués como Acosta, con 58.146 portadores; Rivero, con 11.904, Luis, con 9.436 y Pestano, que seguramente llegarían a Filipinas desde Canarias.
A continuación, les muestro la relación de los apellidos que hemos considerado como los más significativos entre los arraigados en este archipiélago, agrupados según su origen. Algunos de ellos se citan en el libro por primera vez. Empezamos con los que nos legaron los guanches.
Apellidos guanches (11): Arucas, Baute, Bencomo, Bentor, Chinea, Guanche y Guanchez, Oramas, Tacoronte, Taoro (de), Tenerife. Otros muchos desafortunadamente han desaparecido, como: Guanarteme, Maninidra, Aixitimanao, o Gentilmarao, Azanos, Bentor, Tegueste, Telde, Gando, Guanarteme, etc.
En total, hay más de 50.000 personas repartidas por el mundo portadoras de alguno de los apellidos de origen guanche (teniendo en cuenta que siempre únicamente consideramos el primer apellido en la mayoría de los países). Como dato curioso, y que corrobora la gran dispersión de los canarios -principalmente por América- después de la conquista, es que, de esas 50.000 personas, solo 6.000 se encuentran en Canarias. Las restantes, mayoritariamente residen y son nacionales de países como Venezuela, Cuba, México, Estados Unidos y, lo que es más sorprendente: Filipinas.
Apellidos portugalaicos (301), entre los que destacan: Abreu, Acosta, Afonso, Aguiar, Arbelo, Báez, Barreto, Barroso, Batista, Bello, Borges, Brito, Camacho, Carballo, Castro, Concepción, Correa, Curbelo, Chávez, Déniz, De Paz, Dorta, Estévez, Fajardo, Falcón, Fariña, Felipe, Fleitas, Francisco, Galván, Guedes, Henríquez, Jorge, Lugo, Luis, Macías, Machado, Marrero, Martel, Mederos, Méndez, Mendoza, Mora, Morera, Nieves, Oliva, Pacheco, Padrón, Perera, Ramos, Rivero, Rocha, Rosa, Saavedra, Santiago, Santos, Silva, Socas, Sosa, Tabares, Tavío, Tejera, Viera, Yanes y Zerpa.
Apellidos castellanos (120), entre ellos: Alfonso, Alonso, Ávila, Barrera, Campos, Carrasco, Carrillo, Castellano, Castilla, Castillo, Cruz, Dávila, De la Torre, Del Rosario, Del Toro, Espino, Espinosa, Frías, Fuentes, Ledesma, Llarena, Medina, Mesa, Ojeda, Ortega, Padilla, Pulido, Real, Reina, Ríos, Rodríguez, Rosario, Soto, Talavera, Toledo y Velázquez.
Otros apellidos españoles (295): Vascos (50), Aragoneses (47), Cántabros (46), Catalanes (36), Asturianos (29), Andaluces (20), Leoneses (18), Navarros (17), Riojanos (14), Extremeños (7), Valencianos (5), Baleares (5) y Murcianos (1).
-Apellidos de origen genovés (16): Calderín, Casañas, Carmenati y Carmenatis, De la Nuez, Espínola, Grimaldi, Luzardo y Lutzardo, Negrón, Recco, Reverón, Riverol, Sopranis, Spínola y Viña. Otros han desaparecido, como Fiesco, Lercaro, Justiniani y Saviñón.
-Apellidos de origen normando (15): Bethencourt, Betancor, Betancourt, Betancort, Betancur, etc.), Berriel, Diepa y Dieppa, Dumpiérrez, Gopar, Marichal, Melián, Perdomo, Picar y Umpiérrez.
-Apellidos de origen flamenco (8): Artiles, Brier, Febles, Grimón, Monteverde, Van Dalle, Van de Walle, Wangüemert. Otros han desaparecido, como But, Bandama, Crousbeck, Gesquier, Graaf, Guisla, Heyns, Leardin, Roo, Van Den Heede y Westerling, o fueron castellanizados como Piers (Pérez) y Maersten (Martínez) y perdieron su identidad. Más modernos, y procedentes de los Países Bajos, tenemos arraigados en las islas los apellidos Cambreleng y Guelmes.
-Otros apellidos que podemos considerar como canarios (100): Armas, Apolinario, Auyanet, Avero, Azuaje, Barbuzano, Barrameda, Benítez de Lugo, Benítez Inglott, Cairós, Calcines, Camejo, Careno, Cartaya, Cerdeña, Darias, De Ara, De Armas, De Ganzo, Déniz, Dóniz, Doreste, Dorta, Escuela, Farrais, Farray, Fregel, Garabote, Garaboto, García-Talavera, González de Ara, Gorrín, Guillama, Illada, Izquier, Jacinto del Castillo, Lantigua, López-Trejo, Lubary, Luis-Ravelo, Llombet, Malledo, Manrique de Lara, Mansito, Martín Fernández, Martínez de la Peña, Mayato, Megolla, Mentado, Monagas, Montesdeoca, Monteverde, Mosegue, Nazco, Negrín, Noda, Nordelo, Oval, Palmés, Pedrianes, Pescoso, Pestano, Pisaca, Polegre, Poleo, Reboso, Rancel, Ravelo, Rijo, Rizkallal, Rocío, Rodríguez de Azero, Rosquete, Sacramento, Sálamo, Sánchez-Araña, Sánchez-Pinto, Samarín, Sanfiel, Sanginés, Schamann, Segredo, Sigut, Siliuto, Siverio, Socas, Socorro, Sosvilla, Taima, Taño, Tarajano, Tarife, Urbin, Valerón, Viña, Viñoly, Yanes, Yumar y Zumbado.
La verdad, tengo que decirlo, es que me he quedado sorprendido con algunos de estos apellidos que consideramos como canarios porque, o bien se han formado o diferenciado en estas islas, o porque actualmente solo se encuentran en este archipiélago, o son muy mayoritarios aquí con respecto a otras provincias del Estado español. En realidad, a estos apellidos habría que añadirles los de origen guanche, normando, genovés y flamenco, relacionados anteriormente, que tienen la misma consideración, pues se han formado o transformado en las islas.
Otros apellidos europeos arraigados en Canarias
-Británicos (26): Cólogan, Friend, Fox, Galloway, Hamilton, Hardisson, Hodgson, Hogg, Inglott, Johnson, Lavers, Madan, Molowny, Murphy, Nelson, O´Shanahan, Power, Stewart, Walls, Weller, Williams, Willis y Wood. Otros como Kay, Key y Kábana, han quedado como vestigiales, con menos de 10 portadores en las islas, o han desaparecido, como: Bartlett, Creagh, Keating, Little, Meade, O´Donnell, Osborne, Russell, Walsh, y Wolfson; y hasta se han castellanizado, como es el caso de Brook (Arroyo), Edwards (Eduardo) o White (Blanco).
-Italianos (15): Cala, Canino, Graziani, Grillo, Manganell, Ravina, Rizo, Romano, Rossi, Squaglia, Toscano, Tosco, Vernetta, Verona y Viñoly.
-Franceses (22): Auyanet, Beautell, Boissier, Bonnet, Croissier, Duchement, Duchemin, Durán, Fernaud, Guillama, Labory, Ladeveze, La Roche, Maffiotte, Massieu, Martinón, Moreau, Orán, Pagés, Pavillard, Petit y Savoie. Muchos de ellos proceden de los prisioneros franceses de la Guerra de la Independencia española deportados a Canarias. Otros han desaparecido, como Porlier. Y algunos, como Guillama y Auyanet, también se pueden considerar como canarios.
-Alemanes (13): Braun, Buerbaum, Hafner, Klein, Kraus, Scholz, Schulz, Schwartz, Siemens, Sieper, Wagner, Weber y Wildpret.
-Belgas (2): Heylen y Van Oudenhove; Noruegos (1): Olsen; Daneses (2): Nielsen y Larsen.
De otros continentes
-Árabes (17): Abdallah, Abderramán, Alí, Bichara, Haddad, Hayek, Ibrahim, Jaber, Mahmud, Mansur, Moujir, Musalam, Omar, Said, Salah, Taima y Wehbe.
-Indostánicos (38): Aswani, Bharwani, Chandiramani, Chanrai, Chugani, Chulani, Daryanani, Daswani, Harjani, Harpalani, Hathiramani, Jeswani, Khatwani, Khembani, Kirpalani, Kishinchand, Lakhani, Lalwani, Mahtani, Mansukhani, Maya, Melwani, Mirchandani, Mirpuri, Nandwani, Nathani, Ramchandani, Sadarangani, Sadhwani, Sajnani, Sawnani, Sirumal, Thadani, Thadhani, Thawani, Vasnani, Vaswani y Wadhwani.
-Chinos (8): Cai, Li, Lu, Pan, Wang, Wu, Yao y Zheng; Coreanos (5): Choi, Chang, Kang, Kim y Park.
-Senegaleses (10): Ba, Diallo, Diouf, Diop, Fall, Faye, Gueye, Ndiaye, Sall y Sow.
Y finalmente, también abordamos más de un centenar (137) de apellidos de origen incierto o desconocido.
Conclusiones
Y a la vista de todo ello, podemos decir que -aparte de la identidad cultural, lingüística y genética- los canarios también nos distinguimos por una cierta identidad onomástica. En realidad, el “pool” onomástico diferencial canario se fue conformando desde el comienzo de la conquista (1402) hasta 1640, fecha en la que cesa casi por completo la numerosa inmigración portuguesa. La combinación de los escasos apellidos del mayoritario colectivo guanche (portadores de apellidos autóctonos o adquiridos por bautismo, como Hernández y otros), con los de origen normando (como Bethencourt y sus variantes, y otros), con los numerosos de origen portugués, con los españoles (castellanos, vascos, cántabros, aragoneses, asturianos, catalanes, etc.) y con otros colectivos europeos, aunque ya en menor medida, sobre todo genoveses y flamencos (algunos de ellos también castellanizados o transformados), es lo que dio origen a los que consideramos aquí como apellidos canarios fundacionales, y que constituían ya desde el siglo XVI la gran mayoría de los apellidos isleños. En cualquier documento de esas fechas en que se dé una relación nominal de vecinos (tazmías, censos, datas, protocolos, matrimonios, etc.) se puede comprobar que esto es así. Y en los cuales siempre los tres apellidos dominantes son González, Hernández y Rodríguez, además de que más de la mitad eran de origen portugués, muchos de ellos castellanizados.
Otro dato muy significativo a tener en cuenta por los historiadores y que no quiero pasar por alto, es que si sumamos el número de portadores de los tres apellidos más abundantes en Canarias (Rodríguez, González y Hernández) nos da un total de alrededor de 500.000, o sea, un tercio de la población autóctona del archipiélago. Y si a estos les sumamos los de origen portugalaico, otros 500.000, vemos como resultado que esos dos colectivos (teniendo en cuenta que algunas personas son portadoras de los dos) abarcan casi dos tercios de los canarios autóctonos actuales, que somos aproximadamente 1.500.000. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Del mismo modo, pienso que sería conveniente volver a echar una mirada atrás en nuestra historia, para constatar lo que estamos diciendo, y observar la evolución demográfica en el archipiélago, pues hay que tener en cuenta que a finales del siglo XVII la población total de Canarias (Censo de 1688) era de 105.375 habitantes, y en Tenerife vivía aproximadamente la mitad (51.867), en Gran Canaria 22.154, y en La Palma 14.342. Datos que nos permiten presuponer el enorme peso demográfico de la población colonizadora portuguesa que, como hemos visto, muy pronto se integró en la sociedad canaria. Pasados tres siglos, a comienzos del siglo XX, la población del archipiélago era de poco más de 300.000 personas. Mientras que ahora, tan solo un siglo después, los habitantes de Canarias somos 2.250.000 (siete veces más). El ritmo de crecimiento es tal, que en los últimos 60 años se ha duplicado la población, fundamentalmente por la llegada de foráneos, españoles y extranjeros, y no por crecimiento vegetativo. Todo esto, como es lógico, influirá en la evolución y estadística de los apellidos en Canarias. A este ritmo, es muy posible que dentro de 40 años los mil cien apellidos se queden muy cortos.
En definitiva, como hemos visto, estamos convencidos de que los apellidos son una herramienta muy útil e imprescindible para el conocimiento de la evolución histórica de los pueblos.