alto voltaje

Lo que faltaba: ‘la vieja del visillo’ vigila el palco del CD Tenerife

Surrealista iniciativa de un consejero del club que se cree Sherlock Holmes, o lo que es peor, la encarnación del personaje de José Mota
‘La vieja del visillo’ vigila el palco del CD Tenerife

Dicen que en los grandes clubes deportivos hay dirigentes con visión, liderazgo y presencia. Y luego está el consejero camaleón, ese ilustre personaje cuya mayor hazaña en el mundo del deporte es su casposa habilidad carnavalera para disfrazarse, camuflarse y sentarse estratégicamente a escasos metros del palco de honor del CD Tenerife, como si fuese un espía del M-I-6 infiltrado en la Champions League o, lo que es peor, una esperpéntica caricatura de la Vieja del Visillo de JOSÉ MOTA.

Este prócer moderno de la discreción refinada, al que llamaremos el cantamañanas, parece haber hecho del arte del disfraz su verdadera vocación. El susodicho fue cazado por otro aficionado, que lo pilló in fraganti (con peluca, gafas de aviador y casco de gran visera) tomando fotos y vídeos con su móvil. Este audaz abonado ha ofrecido a este periódico la venta de dichas imágenes. Está en su derecho. Tras comprobar que se trataba efectivamente de fotografías y vídeos auténticos de un consejero del CD Tenerife penosamente camuflado, hemos expresado al aficionado -con todo respeto- que este medio de comunicación no paga por ese tipo de material gráfico. Política editorial de DIARIO DE AVISOS; por cierto, como bien saben nuestros influyentes lectores, el único periódico de Tenerife. Nos arriesgamos a que en pocos días las publique la competencia o vean la luz en las redes sociales (lo más probable). O quizá el cantamañanas se las ingenie, a partir de esta pista que hoy publicamos, en exclusiva para retirarlas del mercado. Siempre ha presumido de ser un gran negociador profesional, un abogado serio, amigo de comisarios provinciales, pero esta vez se le ha ido la manita, y el modelito (outfit, que dicen ahora los modernos) para pasar desapercibido. Si te coge…

¿Y todo esto para qué? Para observar y absorber todo lo que acontecía durante ese partido en el palco, en el que él mismo rechazó días antes ocupar su puesto de consejero, al que sí asistieron en esa jornada de liga destacadas autoridades locales, e incluso alguna de rango nacional.

Claro, podríamos pensar que esta conducta raya en lo patético, en lo tragicómico. Pero no. ¡No, por favor! En su cabeza -ese templo de modestia desbordante (esto es una forma elevada de justicia poética)- sólo resuena el atormentado pensamiento de “no mando, pero no me han vencido”. Seguramente era lo que le dictaba su neurona, con dramatismo shakespeariano, mientras se ajustaba el casco sobre una peluca barata que oculta sus canas visibles y las gafas oscuras que no combinan con la bufanda del club, pero sí con su aura de mártir clandestino, para incluso repudiar la presencia de su líder amado, el presidente de la entidad que ese día abanderaba el palco como bien establece el protocolo de buenas maneras.

Después de todo el culebrón que hemos padecido todos los que llevamos en el corazón los colores y el escudo del club, esto es lo que le faltaba a nuestro CD Tenerife. En el fondo, no se puede sino admirar esa mezcla de terquedad y teatro. Porque hace falta coraje para convertirse en caricatura de uno mismo sin el menor atisbo de pudor. ¿Quién necesita respeto cuando se puede tener notoriedad a base de ridiculez? Querido lector, tenga usted claro que, en esta Isla, la realidad siempre supera a la ficción.

Así que, amigos tinerfeñistas, la próxima vez que vean a un señor de aspecto sospechosamente conocido entre el público, murmurando desde la grada como si odiase a los que controlan el consejo del club, no se extrañen. No es un loco. Es un consejero. Uno que, como los mejores villanos de opereta, nunca acepta admitir que pintar, pintar, en realidad, no pinta nada. Ríete tú de Mortadelo.

P.D. Nota para CONRADO GONZÁLEZ BACALLADO y abogados: por favor, aunque no nos refiramos a su persona -primero porque ya no es un gestor del club, y sobre todo porque claramente el consejero de la foto y el vídeo es mucho más joven y delgado-, le rogamos, por esta vez, controlar el síndrome del aludido y evitar, en la medida de lo posible, el envío de más burofaxes a esta redacción. Gracias de antemano n

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