tribuna

Amanecer de paz en Gaza

Hamás acepta buena parte del plan de paz para Gaza. Esto dicen en la Casa Blanca, que ha ordenado a Israel suspender todas las acciones militares para proceder a la entrega de los rehenes, vivos y muertos. El objetivo no solo es conseguir una paz duradera para la franja sino además para Oriente Medio. En ese aspecto ha sido fundamental la acción diplomática con todos los países árabes, incluyendo a Qatar -supuesto financiador del grupo terrorista-, el debilitamiento de Irán y la desaparición del régimen de Siria. Esto significa que Hamás se encontraba aislada políticamente en el entorno donde podría recibir apoyos.

Son muchos los agentes que han intervenido en esta operación que ojalá ponga cierre definitivo al conflicto, incluyendo una posición prudente de la UE, que no se ha dejado llevar por las exigencias de algunas minorías extremas. Nadie es tan ingenuo para ignorar que el problema del odio secular se va a resolver con este acuerdo, pero los odios son generalmente incentivados por las organizaciones políticas y, atemperando estas o retirándolas de la escena, aunque sea de forma temporal, es posible alcanzar un entendimiento que a buen seguro comparte una parte importante del pueblo palestino, deseoso el fin de las hostilidades eternas como ocurre en otros lugares del mundo, por ejemplo en nuestro país donde no todos los catalanes odian a España ni la izquierda odia a la derecha y viceversa, por más que algunos se empeñen en que sea así.

Del odio se suelen sacar buenas rentas que a la larga tienen terribles consecuencias. La noticia de hoy es esperanzadora aunque no sea igual de bien recibida en todos los ambientes. Habría que hacer un sondeo global para saber quiénes son los que no están de acuerdo, que los hay, no les quepa duda. Luego está lo de la autoría, el protagonismo que recae en Donald Trump, y esto añade un déficit de simpatía al proceso. Lo cierto es que valorarlo positiva o negativamente en función de un posicionamiento ideológico dice poco del comportamiento democrático, porque para muchos las acciones políticas son buenas exclusivamente si las proponen los suyos y esto empaña lo que sería algo obligatoriamente bien recibido por todos, aunque aumente la posibilidad de que el que no nos gusta nada sea distinguido con el premio Nobel. ¡Qué escándalo! Mientras tanto hablamos de multilateralismo y de globalidad sin que la gente de a pie sepa de que se tratan estas cosas. Lo importante es no olvidar los agravios, mantener vivo el odio latente que nos alimenta y hacer ejercicios de memoria permanente para no olvidar que es posible superar etapas.

El mundo va por otro lado, pero es muy difícil desintoxicar la inquina que nos invade de manera virtual cada vez que abrimos la pantalla del móvil. No estoy seguro de que Trump solo haya conseguido la paz, pero si así fuera, ¿y qué?

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