Marissa Mowry tenía 22 años cuando quedó embarazada de un menor de 11. Ocurrió en 2014 y aquel caso levantó un gran revuelo en Estados Unidos. Ahora, cinco años después se ha conocido su condena: pasará 20 años en la cárcel.
Es caso es complejo, porque un tribunal ha declarado a Marissa «depredadora sexual» por lo que su pena es aún más severa. Curiosamente, cuando ella quedó embarazada del pequeño, la madre de este pensó que el hijo era del novio de la canguro, pero nada más lejos de la realidad.
Pasado el tiempo, las pruebas genéticas desvelaron la realidad, el niño era el padre del bebé, por lo que llegó la denuncia contra Marissa, llegando ahora esta dura sentencia.
Mientras tanto, el hijo de ambos crece con su padre, que tiene ahora 17 años. La madre de este dice que es «un gran padre» que lo lleva al colegio «cada día» y lo trata «con todo el amor».