El secretario general del Ministerio de Seguridad y Documentación de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Sidi Wagal, ha alertado este martes de que las tensiones abiertas con Marruecos el pasado mes de noviembre sufrirán, «con total seguridad, una escalada bélica», por lo que no descarta que esto lleve a una intervención argelina y mauritana.
En una rueda de prensa telemática, Wagal ha justificado la presencia del Ejército argelino en la región de Tinduf, la cual considera «rutinaria», y ha denunciado, por contra, que «nadie quedará protegido» ante el recrudecimiento de la violencia en la zona, que «será expuesta al completo al peligro que supone el conflicto armado».
«Todos sabemos que después de esa escalada toda la región quedará expuesta», ha aseverado antes de matizar que la «estrategia marroquí» afecta también a las fronteras de Argelia y Mauritania.
Así, ha señalado que dada la política «expansionista» marroquí, «esto nos lleva a que todos los escenarios son posibles en esta guerra». «Marruecos tiene una política expansionista no solo con los saharauis sino también sobre los países vecinos, que están amenazados», ha advertido. «Desde la declaración de la guerra hubo incidentes. La vecina Mauritania ha sufrido ataques», ha relatado.
En este sentido, ha recordado que «las bombas que han caído sobre los territorios mauritanos lo han hecho en zonas civiles». «El Frente Polisario lleva mucho tiempo advirtiendo a la comunidad internacional de que esto llevaría a una guerra», ha dicho, si bien ha incidido en que «la guerra ya está en la región».
Además, ha señalado asimismo que el conflicto «seguirá» hasta que se logre la «liberación de todo el territorio saharaui». «Esa es su determinación y la voluntad del Ejército», ha manifestado.
Wagal ha aprovechado la ocasión para recordar que Marruecos mantiene un «silencio mediático» sobre el conflicto para preservar sus intereses, especialmente los económicos. «Estamos al inicio, pero Marruecos tendrá que reconocer la guerra tarde o temprano, y esto tendrá resultados a nivel local e internacional», ha zanjado.
SIN PROCESO POLÍTICO
El representante saharaui ante la ONU, Sidi Omar, ha denunciado que el proceso ante la ONU se encuentre «bloqueado» y ha lamentado que, por ende, no se pueda hablar de un «proceso político» en el Sáhara Occidental, que carece de enviado especial de Naciones Unidas.
«Estamos ante una nueva situación marcada por el acto de agresión de noviembre por parte de Marruecos, que ha obligado al pueblo saharaui a volver a luchar. (…) A pesar de los esfuerzos realizados por la ONU para encontrar a una persona, aún no hay resultados», ha recalcado antes de subrayar que España «podría hacer mucho más, empezando por reconocer su responsabilidad política» en la zona.
En este sentido, ha reivindicado que el pueblo saharaui «se reserva el derecho a usar todos los medios legítimos, incluida la lucha armada, para defender los derechos sagrados e innegociables del pueblo saharaui a la autodeterminación e independencia».
Sin embargo, ha recordado que sigue comprometido con «la vía pacífica» para llegar a una «solución a este conflicto, que debe basarse en el pleno respeto del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación conforme a las resoluciones de la ONU en lo referente a un proceso de descolonización».
Sobre el fin de la Administración del presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, y el reconocimiento anunciado por su Gobierno de la soberanía marroquí sobre el territorio, Omar ha expresado que espera que la nueva Administración dé marcha atrás y adopte una postura «conciliadora» para «poder zanjar el problema».
A juicio de Trump, que abandonará el cargo el 20 de enero, la propuesta de autonomía de Marruecos es «seria, creíble y realista», «la única base» para una solución «justa y duradera» que garantice «la paz y la prosperidad» en la zona.
Las tensiones entre ambas partes han aumentado drásticamente desde que Marruecos desplegó a sus Fuerzas Armadas en El Guerguerat, fronteriza con Mauritania, para garantizar la libre circulación tras semanas de bloqueo por parte de activistas saharauis y de «provocaciones» atribuidas desde Rabat al Frente Polisario, que a su vez considera «ilegal» dicho paso.
El Sáhara Occidental figura como territorio no autónomo para Naciones Unidas, a la espera de un acuerdo pactado –o incluso de un referéndum– que no termina de llegar. La colonia española del Sáhara fue ocupada en 1975 por Marruecos y Mauritania tras los Acuerdos Tripartitos, firmados el 14 de noviembre de 1975, que cedían la soberanía del Sáhara español a estos dos países.
Tras una breve guerra, el Frente Polisario expulsó a Mauritania y firmó la paz y el reconocimiento mutuo con sus milicias a las puertas de Nuakchot, pero Marruecos consolidó su control sobre el territorio y miles de saharauis huyeron de la salvaje represión.
En 1991 se firmó un alto el fuego entre ambas partes, que se comprometían a la celebración de un referéndum de autodeterminación organizado por la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental, pero desde entonces las disputas sobre el censo para la votación –Marruecos quiere que voten los colonos marroquíes– han impedido la consulta. Ahora 140.000 refugiados saharauis viven en los campamentos de Tinduf, Argelia.