Un grupo de arqueólogos e investigadores han realizado un descubrimiento arqueológico en el sur de Irak podría reescribir parte de la historia social de la región y arrojar nueva luz sobre el origen de una vasta red de estructuras terrestres hasta ahora poco comprendidas. Durante décadas, los expertos asumieron que las más de 7.000 crestas artificiales que se extienden por la llanura aluvial de Shaṭṭ al-Arab formaban parte de un extenso sistema agrícola.
Sin embargo, nuevos estudios los arqueólogos apuntan a una teoría mucho más compleja y perturbadora: estas estructuras podrían haber sido construidas mediante trabajo esclavo, comenzando durante una de las revueltas más significativas del mundo islámico medieval.
La investigación, liderada por un equipo internacional de arqueólogos y publicada recientemente en la prestigiosa revista Antiquity, ha datado varias de estas crestas artificiales entre finales del siglo IX y mediados del siglo XIII d.C. Esta cronología coincide con el periodo de la llamada rebelión Zanj, una insurrección de esclavos africanos en Irak que se prolongó durante más de una década, desde el año 869 hasta el 883, contra el poder del califato abasí.
Durante aquel tiempo, miles de hombres y mujeres esclavizados según los arqueólogos, conocidos históricamente como “Zanj”, fueron forzados a trabajar en las peligrosas plantaciones y zonas pantanosas del sur de Mesopotamia. Aunque el término “Zanj” hacía referencia general a poblaciones procedentes de la costa swahili de África oriental, los orígenes exactos de los esclavizados continúan siendo objeto de debate entre historiadores.
Arqueólogos descubren en Irak una red de canales y cordilleras posiblemente construida con mano de obra esclava
La nueva evidencia recogida en terreno por investigadores de las universidades de Al-Qadisiyah (Irak), Basora, Durham y Newcastle (Reino Unido), así como de la Universidad de Radboud (Países Bajos), refuerza la hipótesis de que el sistema de cordilleras fue desarrollado no solo durante el auge de la revuelta, sino también en los siglos posteriores, prolongando el uso de trabajo forzado en la región mucho más allá de lo que se suponía.
Según explicó el arqueólogo iraquí Jaafar Jotheri, uno de los coordinadores del estudio, el hallazgo permite reconstruir una historia que había sido silenciada o ignorada: “Los descendientes de aquellos esclavos aún viven en lugares como Basora, pero su historia no ha sido documentada con precisión según los los arqueólogos. Esta red de estructuras puede ser una de las pocas huellas materiales de su legado”, señaló.
La metodología del estudio incluyó el análisis de imágenes satelitales modernas y archivos aéreos de la década de 1960, lo que permitió mapear con exactitud más de 7.000 crestas artificiales en el paisaje según los arqueólogos. Posteriormente, mediante técnicas como la datación por radiocarbono y luminiscencia ópticamente estimulada, el equipo determinó la antigüedad de varias estructuras clave, todas construidas entre los siglos IX y XIII, justo en el periodo en el que se documenta el uso masivo de mano de obra esclava en la zona.

El tamaño y complejidad de las cordilleras, algunas de las cuales se extienden por varios kilómetros, indican una inversión titánica de trabajo humano, lo que refuerza la teoría del uso sistemático de esclavos para su construcción. “Estamos hablando de un sistema de ingeniería paisajística que no solo sirvió para fines agrícolas, sino que constituye un testimonio directo del sufrimiento y la resiliencia de una población oprimida”, subrayan los autores y arqueólogos del informe de este nuevo descubrimiento arqueológico.
Además de su importancia histórica, los investigadores insisten en la necesidad de proteger estas estructuras como patrimonio cultural. “Se trata del patrimonio de una minoría que ha sido ignorada durante siglos. Proteger estas crestas es proteger la historia de los Zanj y de quienes construyeron el sur de Irak con sus manos”, añadió Jotheri.
El hallazgo los arqueólogos e investigadores coincide con un momento de revitalización arqueológica en Irak, un país considerado como la cuna de la civilización, pero que durante décadas vio paralizadas sus excavaciones debido a los conflictos bélicos y al saqueo masivo de sus yacimientos. En los últimos años, no solo se han reactivado los trabajos arqueológicos, sino que miles de piezas robadas han comenzado a ser repatriadas desde museos y colecciones privadas de todo el mundo.
Con este nuevo descubrimiento, Irak se posiciona nuevamente en el foco internacional de la arqueología, no solo por sus tesoros antiguos, sino también por su capacidad para rescatar del olvido capítulos fundamentales de su historia social.