Un ataque a Chernóbil ha provocado que la antigua central nuclear se haya quedado de nuevo este lunes sin suministro eléctrico, según la empresa ucraniana Ukrenergo, que ha atribuido este corte a nuevos bombardeos perpetrados en las inmediaciones por las fuerzas rusas, que ya dominan la zona.
Tras este ataque a Chernóbil, los especialistas habían logrado restablecer la electricidad para la central y la localidad de Slavutich, pero los cables “han sido de nuevo dañados por los ocupantes”, según un comunicado de Ukrenergo, que ha reiterado la importancia de que las antiguas instalaciones nucleares sigan recibiendo suministro, informa el portal Ukrinform.
La zona de exclusión fue capturada por las tropas rusas tras ataque el ataque a Chernóbil llevado a cabo el24 de febrero, horas después de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunciase formalmente el inicio de la invasión de Ucrania, algo que alertó a las autoridades internacionales.
El primer ataque a Chernóbil
Las autoridades de Ucrania ya alertaron tras un anterior ataque a Chernóbil de que la situación en la central nuclear de tomada por las fuerzas rusas y desconectada de la red eléctrica, “era muy peligrosa” afirmando que supone “una amenaza para toda Europa y para la propia Rusia”.
El enclave ha sido propuesto por el director de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, como escenario de un hipotético encuentro con autoridades rusas y ucranianas para hablar de la situación de las centrales nucleares. Las tropas de Rusia también controlan la central de Zaporiyia, la mayor de Europa.
Las autoridades de Estados Unidos tildaron de “crimen de guerra” el ataque contra la central nuclear ucraniana de Zaporiyia, la más grande de Europa.
“Atacar una central nuclear es un crimen de guerra”, dijo la Embajada estadounidense en Ucrania a través de su cuenta oficial en la red social Twitter. “El ataque (del presidente ruso, Vladimir) Putin contra la mayor central nuclear de Europa supone un paso más en su reino del terror”, manifestó.
El OIEA ha expresado su preocupación por los efectos que estos combates puedan tener para las centrales, pero por ahora no han detectado niveles anormales de radiación en ninguna de las instalaciones. La Comunidad Internacional insiste en la necesidad de poder acceder a esos lugares para tener garantías de seguridad.
El 26 de abril de 1986,un experimento en el reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil (Ucrania) falló estrepitosamente, desencadenando dos explosiones que enviaron una nube de lluvia altamente radiactiva a la atmósfera y obligaron a desalojar a miles de personas en los siguientes días.
Cerca de la central, la ciudad de Pripiat, construida por el Gobierno soviético para los trabajadores de Chernóbil a sólo tres kilómetros de la central, era una urbe ‘modelo’, con “todos los lujos de una ciudad moderna: estación de tren, puerto, hospital y un recinto ferial”, según recuerda ‘chernobylwe.com‘, una de las empresas que treinta años después organiza visitas turísticas a la zona de exclusión.
El accidente de la planta nuclear hizo que el nivel de radiación superase los niveles naturales en mil veces en la zona. La tarde del 27 de abril, las cerca de 40.000 personas que vivían en la ciudad -con una media de edad de 25 años- fueron evacuadas de sus hogares de manera urgente.
Se les permitió coger sólo las cosas imprescindibles, con la vaga promesa de regresar en tres días, aunque nunca volvieron. Hoy, la ciudad permanece abandonada, congelada en ese momento del tiempo, sólo alterada por el deambular de la fauna salvaje que ha reconquistado sus calles y los grupos de turistas que se aventuran a pisar la zona de exclusión.