Los expertos en economía llevaban tiempo avisando de que se avecinaba una nueva gran crisis. Y parece que ya está aquí. Muchos negocios siguen arrastrando los problemas causados por la pandemia del COVID y se está viviendo un aumento importante del precio de los productos básicos.
Con este panorama, los ciudadanos se enfrentan a dos problemas. El primero, cómo conseguir que sobre algo de dinero a fin de mes. El segundo, cómo hacer que esos ahorros no se devalúan con el paso del tiempo.
Planificar todos los gastos y las compras
Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta cualquier ahorrador son los gastos imprevistos. A veces, son ineludibles, como es el caso de facturas del dentista, medicamentos o una reparación en el coche. Pero otras veces, se trata de caprichos.
Antes de ir al supermercado, es recomendable hacer una lista de los artículos que se necesitan. Una vez dentro, hay que ir directos a por ellos, sin dejarse engatusar por otros productos. Lo mismo al ir a comprar ropa o artículos para el hogar.
Esto no significa que uno no pueda hacerse un regalo de vez en cuando. Sino que ese regalo debe ser algo meditado y que realmente se desea o se necesita. Y no el fruto de un impulso al pasar frente a un escaparate.
Decidir cuánto se puede ahorrar y apartarlo a principios de mes
Si uno no guarda un poco de dinero “en la hucha” en el momento de cobrar, es posible que no vaya a poder hacerlo en todo el mes. En lugar de ahorrar lo que sobra, es más adecuado hacer una lista de los gastos mensuales, contar con cierta cantidad para imprevistos y calcular cuánto se puede destinar al ahorro.
Una vez que llegue la nómina, ese dinero se aparta y no se toca.
No dejar los ahorros parados
Ahorrar es duro. Y ver cómo el precio de la vida sube y el dinero acumulado pierde su valor es desagradable. Para evitarlo, es necesario invertirlo en algún negocio o activo.
En los últimos años se han popularizado los activos como las criptomonedas, que duplican o triplican su valor en poco tiempo. Esto ha llevado a las masas a pensar que cuando uno invierte es para hacerse rico de la noche a la mañana y que no tiene sentido lanzarse a estas aventuras si no se cuenta con un capital que lo permita.
La realidad es diferente y más humilde. El principal motivo de invertir es protegerse contra la inflación y evitar que lo ahorrado se devalúa. Si la inflación avanza a un ritmo del 7% y se consigue una inversión que ofrezca una rentabilidad de “sólo” el 7% anual, los ahorros ya estarían protegidos.
La bolsa está de capa caída y muchas empresas se están moviendo a la baja. Si se opta por esta vía, habrá que tener mucho cuidado con los activos que se seleccionan. Otras alternativas podrían ser hacer scalping en el mercado de divisas, invertir en materias primas como el oro o el petróleo o buscar un fondo que pueda batir a la inflación.
Es importante que el dinero que se invierte no se vaya a necesitar en un futuro próximo. Tener que sacarlo antes de lo previsto podría echar por tierra las probabilidades de obtener cualquier rentabilidad.