Hoy hemos hablado con los amigos de Cerrajeros Madrid y nos han contado mucho sobre la historia de una de las profesiones más antiguas de la humanidad.
Las llaves y cerraduras, o «candados», son el conjunto mecánico más utilizado por los pueblos de este planeta, ya que el hombre piensa en la autoprotección.
Desde tiempos inmemoriales, el hombre trató de guardar sus posesiones y bienes más valiosos en un lugar oculto si era posible; ya en el antiguo Egipto, en las pinturas de las pirámides, podemos ver las figuras con llaves de su tiempo en sus manos.
Y si nos fijamos en la época de los romanos, tenían un tipo de llave muy específico.
En África, encontramos incluso candados de madera.
En Asia, se fabrica y nace un «candado», que será el predecesor de lo que hoy conocemos como candado.
En Europa, aparecen cerrajeros especializados en la fabricación de cerraduras y, en el siglo XV, nace el candado.
EL CANDADO MODERNO
El desarrollo del candado avanzó en Inglaterra en 1818 como «gorja lock», pero el Sr. Chubb lo menciona como «borja lock». Otro gran inglés de su tiempo, llamado «Joseph Bramah», patentó una cerradura de alta seguridad e incluso ofreció una gran suma de dinero a quien pudiera abrirla; y fue un estadounidense, un tal Hobbs, unos años más tarde, quien consiguió abrirla, empleando para ello no más de 20 días.
En 1856, en los Estados Unidos (U.S.A.). Linus Yale «inventa» la llave inglesa y en 1968 funda una de las empresas más importantes de la época en Estados Unidos. Ese mismo año ve morir su sueño.
En aquella época, las cerraduras eran máquinas al alcance de pocos, tanto que sólo la clase alta podía permitirse usarlas y disfrutarlas, aunque no hay que descuidar, porque hoy en día la cerradura de calidad, se ha convertido en un artículo de lujo, las inimaginables conversiones y llaves maestras, dignas de un genio, llegaron a los cerrajeros a ser comparados como los nuevos relojeros, por lo que la técnica de fabricación es muy útil en nuestros días.
LOS CANDADOS HOY
Hoy en día, la capacidad de abrir puertas ha cambiado de forma sorprendente; desde las cerraduras que antaño utilizaban los egipcios hasta los actuales sistemas de identificación biométrica, que son capaces de proyectar y calcular con un haz de rayos infrarrojos la propia retina de un ojo, permitiendo la apertura de puertas sin llaves para identificar a la persona que permite la entrada o el acceso a un recinto cerrado: aunque de forma progresiva las tecnologías se adaptan a la apertura de puertas sin llaves, siendo en este caso de aproximación, abriendo la puerta con todas sus vueltas sólo por un chip o una simple tarjeta de crédito en tamaño, pasando por tarjeta de aproximación a 2 metros de la puerta de forma totalmente automática o incluso abriendo la puerta por sistema de huella dactilar.
Al final es una carrera desde hace siglos, una lucha entre los maestros cerrajeros que inventan nuevos sistemas de protección y los cacos y malhechores que intentan burlar esos sistemas de seguridad. Sigamos confiando en que los buenos ganen esta eterna partida de ajedrez.