El coste de la vida en Canarias experimentará un aumento notable en los próximos cinco años, marcado por el avance de la inflación, la presión del mercado inmobiliario y la subida de los costes energéticos. Según las proyecciones actuales basadas en la evolución reciente de los precios, para 2029 vivir en Canarias será más caro que nunca, impactando en alimentación, vivienda, transporte y servicios básicos.
La inflación anual promedio en Canarias, situada en torno al 3,5%, podría traducirse en un encarecimiento acumulado del 18% al 22%. Productos esenciales como frutas, verduras, carne y pescado podrían subir entre un 20% y un 30% debido a los costes de importación y transporte, factores especialmente relevantes en un territorio insular como Canarias.
El alquiler de vivienda será uno de los sectores más afectados. En ciudades como Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, el coste de arrendar un piso estándar de 70 metros cuadrados podría situarse entre los 980 y los 1.290 euros al mes en 2029, un 30% más que hoy. La creciente demanda turística y la llegada de nómadas digitales a Canarias presionarán aún más el mercado, reduciendo la oferta disponible para residentes locales.
El sector automovilístico también reflejará esta tendencia. Comprar un coche nuevo podría ser entre un 15% y un 20% más caro debido al impulso de la movilidad eléctrica y el encarecimiento de los materiales. Además, se prevé que los seguros de vehículos y los gastos de mantenimiento aumenten en paralelo, haciendo que poseer un coche en Canarias sea considerablemente más costoso.
El coste de la vida en Canarias subirá entre un 18% y un 30% en los próximos años, afectando especialmente a la vivienda, la comida y la energía
La energía y el agua en Canarias tampoco escaparán a esta espiral inflacionaria. A pesar de los esfuerzos para promover fuentes renovables, la dependencia energética externa provocará que la factura de la luz suba en torno a un 18%-20%, mientras que el agua, vital en islas áridas como Lanzarote o Fuerteventura, podría encarecerse un 15% más.
La alimentación continuará siendo un desafío. Se proyecta que el coste de la cesta básica en Canarias aumente un 25% para 2029, impactando directamente en las familias de rentas medias y bajas. Productos como el pan, la leche o los huevos serán cada vez menos accesibles si no se implementan medidas de apoyo al consumo local.

En términos salariales, la situación en Canarias será compleja. Aunque se anticipan ligeros incrementos del salario mínimo interprofesional, el crecimiento de los sueldos será probablemente inferior al ritmo de la inflación, lo que provocará una pérdida de poder adquisitivo para la mayoría de los residentes.
Acceder a una vivienda en propiedad también será más difícil. Se estima que el precio de compra aumente entre un 25% y un 30% en cinco años. Comprar una vivienda media en Tenerife o Gran Canaria podría costar entre 220.000 y 300.000 euros en 2029, una cifra inalcanzable para muchos jóvenes y familias.
La educación privada y concertada sufrirá también un encarecimiento. Estudiar en centros privados en Canarias podría costar un 15%-20% más, afectando a las familias que buscan alternativas al sistema público.
Este panorama de incremento generalizado de precios obligará a las administraciones públicas a reforzar políticas de vivienda, ayudas sociales y subsidios energéticos si quieren evitar un aumento de la brecha social. Sin una respuesta adecuada, la belleza natural y la calidad de vida de Canarias podrían quedar eclipsadas por un coste de vida inasequible para buena parte de sus habitantes.
La presión inflacionaria global y la vulnerabilidad estructural de Canarias como región ultraperiférica complican aún más el escenario. La dependencia del exterior para bienes de consumo y energía sitúa a Canarias en una posición de fragilidad ante cualquier shock económico.
El atractivo para turistas y nuevos residentes no disminuirá, pero su población local podría enfrentarse a importantes dificultades para mantener su calidad de vida si las tendencias actuales no se corrigen. Con un entorno de precios al alza, el reto será asegurar que el crecimiento económico de Canarias se traduzca también en un crecimiento del bienestar social.
La evolución del coste de la vida en Canarias en los próximos cinco años dependerá en gran medida de las políticas locales, nacionales y europeas. Sin embargo, la tendencia actual apunta claramente a un escenario donde todo, desde los alimentos hasta la vivienda y la energía, será considerablemente más caro en las islas.