Las estaciones de ITV no paran. Llevan meses trabajando al máximo ya que millones de vehículos están acudiendo a pasar la inspección que no pudieron pasar durante los meses más duros de la pandemia y su correspondiente confinamiento, cuando todas las estaciones estaban cerradas.
Tal es la avalancha de solicitudes que muchos puntos dedicados a la ITV han ampliado sus horarios para poder hacer frente a a la demanda. Pero no por esas se consigue reducir la lista de espera. Cerca de dos millones de vehículos circulan en España sin la ITV, según la Asociación Española de Entidades Colaboradoras de la Administración en la Inspección Técnica de Vehículos AECA-ITV. De estos, el 68% son turismos.
En medio de este panorama, llega una nueva prueba a cada inspección. Concretamente, viene desde la Unión Europea y de sus sus directrices para reducir el impacto del automóvil en el medio ambiente. Se trata de una prueba de ruidos que servirá para detectar posibles alteraciones en el sistema de escape de los vehículos, reduciendo así las posibilidades de encontrar en circulación un vehículo que supere los niveles fijados por la normativa bajo la que fue homologado inicialmente.
A partir de 2023 esta prueba será una realidad. Todas las estaciones de ITV de España -y de la Unión Europea- deberán estar para entonces listas para recoger el sonido que emana de los vehículos. La Comunidad Valenciana ya realizó estas pruebas durante unos años, siendo la única comunidad que lo ha hecho previamente en nuestro país.
Pero la medida deja a su paso muchas dudas: ¿Qué pasa con los coches que no tienen su tubo de escape original? ¿Cuál es el límite de ruido que puede emitir un vehículo? ¿Pueden llegar a inmovilizarme el coche por el ruido?
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