El 50 por ciento de los jóvenes son negacionistas de la violencia machista, o bien porque niegan su existencia o bien porque no la diferencian de otros tipos de violencia.
Así lo revela el ‘Estudio Sociodemográfico de la Población Adolescente y Juvenil’ en jóvenes de entre 11 y 20 años, encargado por el Cabildo de Tenerife a la Universidad de La Laguna (ULL).
El estudio ha contado con la participación de más de 950 jóvenes de Tenerife y concluye que para la mitad de los adolescentes la violencia machista la sufren tanto las mujeres como los hombres.
Esto supone “que un importante sector de población niega este tipo de violencia que se ejerce por el simple hecho de ser mujeres”, ha aseverado Esther Torrado, profesora del área de Sociología de la Universidad de La Laguna y directora del equipo de investigación.
Torrado ha insistido en que se trata de un dato “muy preocupante”, más aún cuando el 33,8 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 22 años afirma que no existen desigualdades entre hombres y mujeres por cuestión de género.
El objetivo de este estudio, que se ha realizado a través de encuestas telefónicas, es conocer el perfil de los adolescentes y jóvenes de Tenerife, establecer las características comunes en torno a la cultura, hábitos de ocio y tiempo libre, y analizar el conocimiento y la percepción sobre la violencia de género en este sector de población.
En lo que respecta al uso del tiempo, el estudio revela que las mujeres aspiran a tener un mayor nivel educativo que los hombres, “posiblemente para intentar combatir la futura brecha laboral”, ha apuntado Torrado.
De hecho, los datos sobre desempleo en Tenerife siguen reflejando que la tasa de paro de las mujeres es siempre “muy superior” a la de los hombres de 2016 a 2019, con lo cual, “aquí hay un problema que abordar”, ha cerrado la experta.
Independientemente de la edad, las mujeres dedican más tiempo a las tareas domésticas, de cuidado, higiene personal y estudio que los hombres, quienes dedican más tiempo a internet y al deporte.
De esta forma, asegura Torrado, se siguen reproduciendo los roles tradicionales de género fruto de una socialización diferencial por sexo.
En cuanto al uso de internet, el estudio concluye que las mujeres dedican más tiempo a la búsqueda de información y a las relaciones sociales, y enmarca las apuestas online y la pornografía como actividades eminentemente masculinas.
En lo que respecta a la educación afectivo-sexual, son los centros educativos los que mayoritariamente están asumiendo la formación en sexualidad.
Se observa, asimismo, que las mujeres menores de 18 años han recibido más formación a través de internet que los hombres, y que a la hora de consultar dudas concretas sobre sexualidad 5 de cada 10 jóvenes acude a la red.
De acuerdo con el estudio, el 88,3 por ciento de los encuestados asegura haber recibido formación afectivo-sexual, pero con escasa calidad, profundidad y continuidad.
Una cuestión que, a juicio de Torrado, se refleja en la percepción que tiene este sector de la población sobre la violencia machista y la sexualidad, “que dista mucho de alcanzar la igualdad real”, sentencia.
En lo relativo a hábitos sexuales, 4 de cada 10 jóvenes empezaron a tener relaciones sexuales entre los 16 y los 18 años, y 8 de cada 10 afirma haber tenido relaciones antes de los 18.
El 87 por ciento asegura utilizar métodos anticonceptivos, sin embargo, “al preguntarle las causas al 12 por ciento restante, en el caso de las mujeres, nos comentaban que o iban ebrias, o confiaban en su pareja, o no lo consideraban necesario”.
Por tanto, aunque se trata de una cifra “minoritaria”, es también un dato “muy preocupante”, ha incidido Torrado.
Por último, respecto a las condiciones de vida de los jóvenes y adolescentes, el estudio revela que 8 de cada 10 encuestados ha tenido disponibilidad de una habitación propia, mesa de estudio, móvil e internet durante la pandemia.
Dos de cada diez, sin embargo, no presentaron estas situaciones y tuvieron que compartir los recursos.
Por lo que, “aunque es un porcentaje pequeño, es lo suficientemente importante como para que también se tenga en cuenta”, pues son jóvenes “que no han tenido lo mínimo para afrontar sus estudios”, ha continuado la experta.
A grandes rasgos, el estudio concluye que la isla presenta una población joven y adolescente mayoritariamente no emancipada, con trabajos precarizados y muy poco participativa.
La mayoría ha recibido formación afectivo-sexual y de igualdad de género a través de los centros educativos, pero con escasa calidad y continuidad.
Por lo tanto, se requiere un esfuerzo por parte de las administraciones públicas para establecer políticas de empleo y participación, y sobre todo un Plan de Formación “que implique a todos los agentes sociales, incluidas las familias, sobre educación afectivo sexual e igualdad”, ha finalizado Esther Torrado.
En este sentido, la consejera delegada de Igualdad y Prevención de la Violencia de Género, Priscila de León, ha valorado el estudio y ha asegurado que contribuirá “con datos concretos” a la elaboración del plan de prevención de violencia de género en edades tempranas.
A través de estos estudios, el Cabildo “tiene una herramienta de gran valor, que nos permitirá ser más efectivos a la hora de diseñar y mejorar las políticas y estrategias sociales”, ha concluido.