Se llamaba Katie Capewell y estaba viviendo “las mejores vacaciones de su vida” en Tenerife. Lo hacía con sus dos hijos, un niño de 12 años y una niña de ocho. Su repentina muerte ha dejado conmocionado al Reino Unido después de que el diario Birmingham Live la diera a conocer.
Katie era peluquera y muy conocida en Pensnett, una pequeña ciudad en el centro de Inglaterra en la que había logrado montar su propio salón de belleza. Lo hizo tras haber trabajo “durante muchos años” a domicilio, como recuerda Leanne Southall, una de sus compañeras: “En 2017 logró su sueño, que era montar su propio negocio, algo por lo que todas estábamos muy contentas. Nunca esperamos que pasara algo así”.
Porque Katie tenía problemas de salud, pero los llevaba “siempre con una sonrisa”. Sufría una malformación arteriovenosa cerebral a raíz de una aneurisma en 2019, “pero nunca dejó que esto tuviera un impacto negativo en su vida”. El pasado mes, en el sur de la Isla, un infarto cerebral acabó con su vida.
Sus amigos han realizado una colecta para “darle el homenaje que merece”, además de para poder recaudar dinero para sus hijos. Por el momento, se han alcanzado casi las 5.000 libras.