Ayer se desveló que Tenerife suma otras cinco muertes en 24 horas por cuenta de la pandemia, cuatro de ellas localizadas en el término municipal de La Laguna y la restante en el de San Miguel de Abona. En total, el coronavirus que por primera vez fue detectado hace algo más de un año en la ciudad china de Wuhan ha terminado con la vida de hasta 239 tinerfeños, para un total de 394 fallecidos en las Islas, al sumarse los 135 de Gran Canaria, nueve en Lanzarote, seis en La Palma, cuatro en Fuerteventura y uno en El Hierro.
Solo por respeto a semejante coste en vidas humanas, particularmente doloroso al ser este mal aún mas mortífero entre los mayores, justo la generación que, pese a criarse en una dictadura, logró traer la etapa democrática más boyante y duradera en la historia de España, esta Nochebuena está marcada por semejante desgracia.
Pero el escenario es mucho peor para Tenerife: la COVID-19 se propaga a un ritmo descontrolado en la Isla, hasta tal punto que se ha instaurado un toque de queda que esta noche abarcará desde las doce y media hasta las seis de la madrugada, y los comensales tendrán que limitarse a seis por unidad familiar. En el resto de las Islas hay que estar en casa a partir de la una y media, tras unas reuniones donde se permiten hasta diez personas.
Si, a pesar de todo lo expuesto, alguien piensa poner en peligro su propia salud (o lo que es peor, la de los suyos), ha de tener en cuenta que hay mano dura con un operativo policial notable que tiene instrucciones para proponer las multas de mayor cuantía previstas.
Pero la noche nunca es eterna en un paraíso subtropical como es Canarias y mañana, Día de Navidad, amanecerá en Tenerife como en el resto de las Islas. Frente a un presente tan complicado en lo sanitario y lo económico, el porvenir más cercano brilla con la luz refulgente que irradia la llegada de las vacunas que aterrizarán a primera hora del próximo domingo. Ese mismo día también brillará de forma especial la sonrisa del primer canario al que se suministre, lo que tendrá lugar en el Hospital de los Dolores, un centro asociado al Instituto Insular de Atención Social y Sociosanitaria (IASS) ubicado en el barrio de Tíncer (Santa Cruz de Tenerife). El mismo día se inmunizará después en todas las Islas, y, según dijo el presidente Ángel Víctor Torres, en junio estarán vacunados el 70% de los canarios. “No hay que bajar la guardia, debemos seguir salvando vidas”, señaló.
Será el principio del fin (solo eso y nada más que eso) de esta pesadilla, dado que, si se cumplen las previsiones, en apenas un mes ya habrán recibido las vacunas todos los residentes en los centros de mayores de las Islas.