La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado un estudio para detectar la presencia de toxinas fúngicas en ciertos tipos de especias, y ha encontrado que el 70 por ciento de las especias analizadas contienen micotoxinas, cuya presencia en los alimentos puede presentar un riesgo para la salud.
Las micotoxinas, unas toxinas producidas por los mohos al crecer, son responsables de una de cada cinco alertas alimentarias en la Unión Europea. Ingeridas de forma habitual y continuada a través de alimentos contaminados por ellas, las micotoxinas pueden causar diversos efectos adversos como la inducción del cáncer y mutagenicidad, así como problemas en el metabolismo de los estrógenos, gastrointestinales o en el riñón.
Partiendo de las notificaciones del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (RASFF), se sabe que hay ciertos tipos de especias donde es más habitual encontrar estas micotoxinas, como en la nuez moscada y el pimentón. Para comprobarlo, la OCU, junto con sus organizaciones hermanas de Bélgica y Portugal, ha analizado un total de 126 muestras de este tipo de especias, 26 de nuez moscada (entera y molida) y 100 de pimiento (dulce, picante y en variedades como la cayena, la ñora, el pimiento choricero y el portugúes pri-piri), detectando micotoxinas en la mayoría de ellas.
En concreto, de los 12 tipos de micotoxinas buscados, la OCU ha localizado dos (Ocratoxina A, Aflatoxina B1 o ambas) en el 71 por ciento de los productos, sobre todo en los que llevan algún derivado del pimiento (77% de las muestras) pero también en la nuez moscada (46%). En dos casos concretos, además, las cantidades encontradas están por encima del límite legal establecido por la normativa europea.
La Organización de Consumidores cree que las tasas de productos contaminados, aunque no son alarmantes, evidencian la necesidad de que la Comisión Europea refuerce las medidas para prevenir la contaminación por micotoxinas en especias y alimentos en general. La organización ha pedido a la Comisión Europea reforzar las medidas para prevenir la contaminación por micotoxinas en especias y en alimentos en general, aumentar los controles para que los operadores sigan buenas practicas y obligar a los fabricantes a indicar el origen de los productos en el etiquetado.
La OCU ha trasladado que no se trata de eliminar estos alimentos de la dieta sino que se deberían consumir de forma moderada dentro de una dieta variada y equilibrada, y han advertido que si bien no se consumen en grandes cantidades, las especies se emplean en multitud de platos tradicionales que a menudo tienen una imagen de alimento sano, contribuyendo a la ingesta global de micotoxinas.
La presencia de toxinas fúngicas en otros alimentos no es rara. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el 25 por ciento de los cultivos están contaminados por micotoxinas, especialmente en regiones con climas cálidos y húmedos.
En concreto, es posible encontrar aflatoxinas en el maíz, cacahuetes, nueces, arroz, higos secos, cacao, aceites vegetales y especias, entre otros. La ocratoxina A, por su parte, puede hallarse en cereales, legumbres, café, cerveza, vino, zumo de uva, frutas desecadas, cacao y nueces.