Los esfuerzos por buscar vida extraterrestre más allá de nuestro planeta están dando un paso emocionante hacia adelante con una innovadora máquina desarrollada por científicos. Esta máquina tiene el potencial de detectar indicios de vida en una de las lunas de Saturno, Encelado, a través del estudio de los chorros de hielo que emanan de su superficie.
Encélado es el sexto satélite más grande de Saturno con algo más de 500 km de diámetro, siendo aproximadamente la décima parte del de Titán, el mayor satélite saturniano. Está cubierto por una capa de hielo que refleja casi toda la luz solar que incide sobre él, por lo que la temperatura superficial es muy baja: –198 °C a mediodía. A pesar de su pequeño tamaño, tiene una amplia variedad de rasgos superficiales que van desde regiones antiguas salpicadas de cráteres a terrenos jóvenes y deformados tectónicamente que se formaron hace apenas cien millones de años.
Previas investigaciones habían revelado la presencia de un vasto océano salado bajo la capa de hielo de Encelado, lo que ha brindado esperanza a la comunidad científica de que podría existir vida en este lejano rincón del sistema solar. Sin embargo, las condiciones extremas de esta luna, con temperaturas que nunca superan los -198°C y chorros de hielo que se disparan a una velocidad de alrededor de 800 millas por hora sobre su superficie, planteaban desafíos significativos para la posible supervivencia de organismos vivos.
Encelado, la luna de Saturno y sus estructuras
«Desde diámetros de varias micras hasta cientos de nanómetros, en una variedad de materiales, podemos examinar el comportamiento de las partículas, como por ejemplo cómo se dispersan o cómo cambian sus estructuras tras el impacto».
Sin embargo, un equipo de investigadores de la Universidad de California en San Diego ha arrojado luz sobre esta cuestión. Aunque la vida tal como la conocemos podría ser destruida por las condiciones extremas de Encelado, se ha encontrado evidencia de que los aminoácidos, fundamentales para las formas de vida basadas en el carbono, podrían sobrevivir a los impactos en los chorros de hielo.
El profesor Robert Continetti, líder del equipo de investigación, explicó: «Para comprender qué tipo de vida podría existir en el sistema solar, es crucial determinar si las partículas de hielo han experimentado una fragmentación molecular significativa, lo que podría proporcionar pistas sobre su potencial para albergar vida». Continetti y su equipo diseñaron una máquina única capaz de medir el impacto de velocidades extremadamente altas en las gotas de hielo.
Los resultados de sus experimentos indican que los aminoácidos atrapados en el interior de estas gotas de hielo podrían resistir velocidades de impacto de hasta 4.2 kilómetros por segundo (9,400 millas por hora) sin desintegrarse. Según el profesor Continetti: «Este dispositivo es único en el mundo, ya que puede seleccionar partículas individuales y acelerarlas o desacelerarlas hasta alcanzar velocidades finales específicas. Esto nos permite examinar el comportamiento de las partículas, incluyendo su dispersión y cualquier cambio estructural que puedan experimentar después del impacto».
«Esto también tiene implicaciones para la química fundamental. Estamos entusiasmados con la perspectiva de seguir los pasos de Harold Urey y Stanley Miller, profesores fundadores de la Universidad de California en San Diego, al estudiar la formación de los componentes básicos de la vida a partir de reacciones químicas activadas por el impacto de los granos de hielo.’
Encontrar vida en Encelado clave para ciencia
Este emocionante hallazgo podría tener aplicaciones en futuras misiones espaciales destinadas a Saturno y sus lunas, así como a otros lugares del sistema solar. Además, podría resultar invaluable para la misión Europa Clipper de la NASA, que se dirigirá a la luna de Júpiter, Europa, que comparte similitudes en su composición helada con Encelado.
El profesor Continetti agregó: «Este descubrimiento no solo tiene implicaciones en la búsqueda de vida extraterrestre en otras partes del sistema solar sin necesidad de aterrizar en estas lunas oceánicas, sino que también tiene un alcance más amplio en la química fundamental. Estamos emocionados por seguir los pasos de destacados científicos como Harold Urey y Stanley Miller, fundadores de la Universidad de California en San Diego, al investigar la formación de componentes básicos de la vida a partir de reacciones químicas activadas por el impacto de partículas de hielo». Este avance representa un paso adelante significativo en nuestra búsqueda de vida más allá de la Tierra y plantea nuevas preguntas emocionantes sobre las posibilidades de vida en lugares inesperados dentro de nuestro sistema solar.