“Vamos a ver si se ha llegado a la cresta de la sexta ola o es solo un parón, pero hay datos con tendencia a estabilizarse”, manifestaba en la tarde de ayer el viceconsejero de Presidencia del Gobierno de Canarias, Antonio Olivera, durante una comparecencia en la que confirmó la subida al nivel 2 de las islas de Tenerife y Gran Canaria, una medida que se aprobará hoy para que entre en vigor el próximo lunes.
A la espera de que el paso del tiempo aclare si, como dice Olivera, los 512 nuevos casos de COVID y los cuatro fallecimientos relacionados con este mal registrados en Canarias durante las últimas horas suponen o no un techo para la variante ómicron, lo cierto es que la pandemia -más de año y medio después- recobra su nefasto protagonismo en un nuevo escenario donde, todo hay que decirlo, tanto el Archipiélago como buena parte del mundo cuentan con una capacidad de respuesta mucho mayor que en las oleadas anteriores.
Por lo que respecta a las Islas, ahora despliegan sus fortalezas dos notables medidas para contrarrestar los peligros de esta variante, detectada por primera vez en Sudáfrica y que en primera instancia se muestra como especialmente contagiosa, pero menos mortífera que sus antecesoras.
Se trata, por una parte, del alto porcentaje de población vacunada en una campaña que, lejos de aceptar la tentación de complacerse por su éxito, profundiza en el mismo, al tener ya fecha (15 de diciembre) para que los niños de cinco a 12 años sean inoculados en los centros de vacunación masiva y en los centros de salud isleños.
Por otra parte, atrás quedan los reveses judiciales y, desde hoy mismo, entra en vigor el llamado pasaporte COVID. Ya se sabía que el control de acceso a los negocios abiertos al público que voluntariamente quieran exigirlo a sus clientes iba a recompensar a sus propietarios con horarios y condiciones más laxas que a los demás, concretamente, las vigentes en el nivel inmediatamente inferior al vigente en su isla.
Pero quedaba la incógnita, ayer despejada, de cuál iba a ser el incentivo para los negocios situados en islas en semáforo verde, el más bajo de la alerta COVID: sin certificado COVID, esos negocios podrán abrir hasta las 4.00 de la madrugada, con un 100% de aforo en exterior y un 75% en el interior; pero si exigen el pasaporte sanitario, pasarán a horario ilimitado y con un 100% de aforo fuera y dentro.
Por ahora, no se contemplan restricciones con vistas a las Navidades, mientras el turismo celebra el alto porcentaje de ocupación hotelera durante el reciente puente de la Constitución, pero, una vez más, todo depende de si la ciudadanía mantiene una conducta responsable.
Más nos vale que así sea.