Una nueva serie de movimientos sísmicos ha vuelto a despertar la atención sobre la actividad geológica en el archipiélago canario. Entre la noche del 10 y la madrugada del 11 de mayo, se han registrado al menos cinco episodios relacionados con un terremoto, todos ellos de baja magnitud pero repartidos en distintas zonas del entorno insular. Según los datos oficiales, el primer terremoto detectado fue en el Atlántico, en la zona conocida como Atlántico-Canarias, a la 01:12 horas del viernes, con una magnitud de 1.8 mbLg.
Este terremoto ocurrió a una profundidad de 30 kilómetros y fue seguido por otro en la misma zona a las 22:49, con una magnitud de 2.2 mbLg, aunque este último a solo un kilómetro de profundidad, lo que sugiere un cambio significativo en la dinámica de esa área del fondo oceánico con estos movimientos sísmicos.
Ya en la madrugada del sábado, el Instituto Geográfico Nacional ha informado de un nuevo terremoto al norte de Fuencaliente de La Palma, con una magnitud de 1.6 mbLg y una profundidad de 13 kilómetros, registrado a la 01:29. Horas después, otro terremoto volvió a sacudir la misma localidad, esta vez con una magnitud de 1.5 mbLg a las 04:22. Estos dos terremotos consecutivos en La Palma podrían interpretarse como parte de un proceso de reactivación sísmica leve, que mantiene bajo vigilancia a los sistemas de monitoreo volcánico.
El quinto de los movimientos sísmicos de este periodo se ha localizado al noreste de Guía de Isora, en Tenerife, con una magnitud de 1.6 mbLg y una profundidad de 25 kilómetros, registrado a las 03:28. Aunque ninguno de los terremotos ha sido sentido por la población ni ha causado daños materiales, los expertos insisten en que este tipo de actividad, aunque moderada, no debe ser ignorada. Cada terremoto aporta información sobre el comportamiento interno de la corteza terrestre y permite a los científicos trazar patrones de acumulación de energía en las zonas volcánicas de Canarias.
Los movimientos sísmicos son normales en Canarias y no entrañan ninguna alerta por el momento
En total, se han contabilizado cinco movimientos sísmicos en apenas 30 horas, un número que si bien no representa un fenómeno alarmante, sí refleja que la actividad tectónica continúa presente. El archipiélago se encuentra sobre un área geológicamente activa, por lo que este tipo de terremoto es habitual en la región. Sin embargo para estos movimientos sísmicos, la distribución simultánea de los terremotos entre islas como Tenerife y La Palma, así como el incremento de la frecuencia en las últimas semanas, ha generado inquietud en ciertos sectores científicos que abogan por reforzar la vigilancia sísmica en puntos clave.

Especialistas del Instituto Volcanológico de Canarias aseguran que no hay indicios inmediatos de riesgo volcánico pero sí de más movimientos sísmicos, pero subrayan que cada terremoto contribuye a dibujar un mapa más preciso del subsuelo insular. La mayoría de los terremotos registrados en este episodio han tenido magnitudes inferiores a 2.0 mbLg, lo que se considera actividad sísmica baja. Aun así, la profundidad y ubicación de cada terremoto son datos relevantes que, al ser analizados en conjunto, pueden anticipar cambios futuros. La constante vigilancia es esencial en una región donde la historia geológica demuestra que un terremoto, por pequeño que sea, puede ser el preludio de transformaciones mayores.
Por ahora, los datos recopilados muestran un patrón de microactividad que se mantiene dentro de los límites esperados. No obstante, cada nuevo terremoto registrado será objeto de análisis detallado para determinar si existe una correlación entre los diferentes focos sísmicos detectados en La Palma, Tenerife y el entorno marítimo del Atlántico cercano a Canarias. La Red Sísmica Nacional mantiene todos sus instrumentos activos, recopilando datos en tiempo real para anticiparse a cualquier eventual evolución. Estos cinco nuevos terremotos, aunque menores, reafirman que Canarias sigue viva bajo la superficie.