Un fascinante estudio llevado a cabo por el Instituto de Investigación Planetaria, basado en datos recopilados por la misión MESSENGER de la NASA, ha arrojado una hipótesis verdaderamente intrigante: podría existir vida oculta bajo la ardiente superficie del planeta más cercano al Sol, Mercurio.
Los científicos sostienen que el hielo salino que se encuentra en el subsuelo de Mercurio, compuesto por sustancias volátiles como agua, amoníaco y dióxido de carbono, podría brindar un hábitat potencial para la vida, similar a ciertas áreas de nuestro propio planeta Tierra. El Dr. Alexis Rodríguez, investigador principal de este innovador estudio, compartió sus pensamientos en una entrevista con The Mirror al afirmar: «Esta investigación nos lleva a explorar la idea de que las regiones subterráneas de Mercurio podrían albergar más secretos de los que sugiere su árida superficie».
El análisis de la geología del hemisferio norte de Mercurio realizado por la misión MESSENGER reveló evidencias de flujos salinos en las cuencas de Raditladi y Eminescu. A diferencia del hielo común en la Tierra, estas formaciones están compuestas por una combinación de sal, agua, amoníaco y dióxido de carbono. La formación de estas estructuras heladas se ha visto influenciada por las capas profundas bajo la superficie, las cuales fueron creadas a raíz de impactos de meteoritos.
La misión de la NASA es clave para encontrar vida en Mercurio
A pesar de que la temperatura promedio en Mercurio alcanza unos abrasadores 430 grados Celsius y su atmósfera se encuentra repleta de sustancias volátiles, el equipo de investigación logró identificar las ubicaciones originales de los criovolcanes al compararlas con formaciones similares presentes en la Tierra. Según el Dr. Rodríguez: «Nuestros modelos sugieren que estos criovolcanes se formaron a lo largo de mil millones de años debido a la actividad de flujo de sal, incorporando sustancias volátiles en el proceso».
Un hallazgo de esta magnitud abre nuevas perspectivas en la búsqueda de lugares adecuados para la vida en el universo como los recientes estudios para encontrar vida en nuestro sistema solar. El Dr. Rodríguez añadió: «Las composiciones de sal específicas que se encuentran en la Tierra crean hábitats extremos donde la vida prospera, como el desierto de Atacama en Chile». Antes de este descubrimiento, los expertos consideraban que un cuerpo planetario tan caluroso no era apto para albergar vida debido a sus fluctuaciones extremas de temperatura, la carencia de atmósfera y la constante exposición a la radiación solar.
Encontrar nuevos lugares adecuados para la vida
Sin embargo, este nuevo hallazgo en Mercurio desafía esas creencias, ya que demuestra que en su núcleo existen condiciones que podrían ser compatibles con la vida, en un paralelo con la «Zona Ricitos de Oro» de la Tierra, donde las condiciones son óptimas para el desarrollo de la vida. Los investigadores creen que este descubrimiento tiene un impacto significativo en el campo de la astrobiología, ya que expande nuestra comprensión de los factores ambientales que pueden sustentar la vida y enfatiza la importancia de explorar la posibilidad de vida en exoplanetas que orbitan estrellas similares a nuestro propio Sol.
Este estudio innovador realizado con datos de la misión MESSENGER de la NASA ha abierto la puerta a la posibilidad de que exista vida bajo la superficie de Mercurio, un planeta que anteriormente se consideraba inhóspito para la vida debido a sus condiciones extremas. Este hallazgo desafía nuestras percepciones y amplía nuestras perspectivas en la búsqueda de vida más allá de nuestro propio planeta, ofreciendo una visión intrigante de lo que podría esconderse en los rincones más insospechados del universo.