La geolocalización del teléfono de Jorge Palma ha mostrado, exactamente, el recorrido que hizo ese 7 de noviembre. Gracias al uso de la tecnología y el hallazgo de restos biológicos en su casa de Manuel, la Policía ha podido comprobar el periplo que realizó para deshacerse del cadáver de Marta Calvo. El hombre explicó en la comisaría que había acudido a comprar unas sierras y un líquido desatascador en dos establecimientos distintos. Después, repartió el cuerpo en nueve bolsas y las tiró a contenedores de Silla y Alzira. Por último, arrojó todas aquellas pruebas que podían inculparle a otros depósitos de basura de Llosa de Ranes y Massanassa.
Todas estas ubicaciones han sido confirmadas por uno de sus teléfonos móviles; corresponden a sus posicionamientos entre las 12 y las 22 horas del 7 de noviembre, el día en el que falleció Marta. Según la reconstrucción que llevó a cabo la Guardia Civil, la joven de 25 años murió la misma madrugada de ese día de noviembre, tras mantener relaciones sexuales y consumir grandes cantidades de cocaína. Además, bebieron whisky y él esnifó parte de la droga de las zonas erógenas de la joven. Después de encontrarla muerta, la trasladó en su Volkswagen Passat. Él en todo momento ha negado haber acabado con su vida y ha hablado, todo el rato, de una muerte accidental.
Afirma que cuando se despertó, tras quedarse ambos dormidos, la abrazó y notó que su cuerpo estaba «como rígido». Después, se puso nervioso. Descuartizó el cadáver, porque no podía salir de su casa sin que nadie lo viera y metió la ropa de Marta, su bolso y su teléfono en una bolsa de plástico. Luego, tiró las prendas y los objetos en un contenedor de basura junto a una gasolinera. También, se trasladó a una localidad cercana para comprar bolsas de basura y guantes de látex en un supermercado, así como dos sierras en una ferretería.
Arrastró el cuerpo hasta el baño
Una vez compradas las herramientas, Jorge regresó a su casa de Manuel y arrastró el cuerpo de Marta desde la planta de arriba hasta el baño de la planta inferior. El hombre se puso unos guantes y se desnudó para no manchar su ropa de sangre. Al ser preguntado por los investigadores, Jorge afirmó que había tardado cerca de hora y media en desmembrar el cadáver. Luego limpió los restos de sangre con agua y un detergente que había en la casa, se duchó y se acostó.
Al día siguiente, sobre las siete de la mañana, metió los restos humanos en nueve bolsas de basura. Cogió tres de ellas y las llevó en su Volkswagen hasta Alzira para arrojarlas a un contenedor. Luego hizo un segundo viaje, aunque las tiró en otro depósito de una calle diferente. Además, Jorge señaló en un mapa a los investigadores la ubicación exacta de los mismos.
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