En marzo de este año, entró en vigor la nueva Ley de Tráfico y Seguridad Vial, que establece la tasa de alcoholemia máxima permitida en 0,0 gramos de alcohol por litro de sangre. Esta norma es la primera en prohibir completamente el consumo de alcohol al volante, y es una de las medidas más controvertidas de la ley. Aunque la correlación entre el alcohol y las muertes en accidentes de tráfico está bien establecida —en 2020, un 63,9% de los 597 conductores que perdieron la vida dieron positivo en alcoholemia—, todavía no está claro si esta nueva ley conseguirá reducir el número de víctimas mortales en carretera.
La Dirección General de Tráfico (DGT) ha afirmado que podría modificar algunos aspectos de la ley si no consigue el efecto deseado, aunque su postura oficial es la de reducir al mínimo el consumo de alcohol al volante. Además de prohibir el consumo de alcohol, la nueva Ley de Tráfico establece sanciones más graves por exceso de velocidad y prohibe superar la velocidad máxima permitida ni adelantar en ciertas vías.
Es importante tener en cuenta que, aunque la nueva ley permite conducir con cierto nivel de alcoholemia en sangre, el consumo de cualquier cantidad de alcohol puede afectar la capacidad de conducción y aumentar el riesgo de accidente. Por eso, es importante no beber alcohol antes de conducir y respetar las normas de tráfico establecidas para garantizar la seguridad en las carreteras.
La nueva Ley de Tráfico y Seguridad Vial, que entró en vigor en marzo de este año, establece tres categorías de conductores: generales, nóveles y profesionales, y menores de edad. Los conductores generales y nóveles y profesionales pueden conducir con 0,5 gramos y 0,3 gramos de alcohol por litro de sangre, respectivamente. Sin embargo, los conductores menores de edad, independientemente del tipo de vehículo que manejen (ciclomotores, patinetes o bicicletas), están prohibidos de conducir después de haber ingerido alcohol.
La nueva ley ha endurecido especialmente las sanciones para los comportamientos más peligrosos, como conducir bajo los efectos del alcohol y distracciones al volante. Si un conductor menor de edad supera la tasa de 0,0 gramos de alcohol por litro de sangre, puede ser multado con un mínimo de 500 euros y un máximo de 1.000 euros, dependiendo de la tasa de alcoholemia.
Es importante tener en cuenta que el consumo de cualquier cantidad de alcohol puede afectar la capacidad de conducción y aumentar el riesgo de accidente. Por eso, es importante no beber alcohol antes de conducir y respetar las normas de tráfico establecidas para garantizar la seguridad en las carreteras.