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Crece el número de familiares sin recursos bajo un mismo techo en Granadilla

La ONG Virgen de la Esperanza, que reparte ayuda en Granadilla, detecta más personas vulnerables por hogar y avisa: las tarjetas de emergencia “ya no dan” con la subida de precios
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Ana Fernández, presidenta de la asociación, en una campaña anterior de reparto de juguetes en Granadilla

Forman un grupo de mujeres solidarias que en 2009, un año después de que estallara la gran recesión económica, decidieron abrir los salones de sus casas en San Isidro y empezar a repartir alimentos a las familias más necesitadas. Para ello recurrían a los excedentes de producción de varias fincas de la zona.


Ese fue el embrión de la Asociación Solidaria Virgen de la Esperanza, una de las ONG más activas del Sur, que cuenta con una docena de voluntarias y que 13 años después mantiene su compromiso de ayudar a las personas sin recursos económicos, en colaboración con el Ayuntamiento de Granadilla. El encarecimiento de la cesta de la compra, sin precedentes desde 1985, está afectando de lleno a las familias sin ingresos que llaman a la puerta de los Servicios Sociales y colectivos benéficos. 


“No les da con la cantidad económica que se les entrega a través de una tarjeta, porque los precios han subido mucho y ya no pueden comprar lo de antes en los supermercados”, señaló a este periódico Ana Fernández, presidenta de la Asociación Virgen de la Esperanza, que ha detectado un repunte en la demanda de ayudas por el aumento del número de familiares en situación de vulnerabilidad. “Hay más personas en las viviendas porque están llegando de fuera, sobre todo de Venezuela. Hasta cierto punto es lógico, la gente piensa: me traigo a mi madre y ya le echaremos más agua a la sopa”. 


Ana Fernández advierte también de la situación de algunos casos de damnificados por el volcán de Cumbre Vieja, en La Palma, que se han establecido en el Sur. “Hay casos en municipios como Arona o Adeje que te parten el alma, son personas que esperan por las ayudas por el volcán y que están empezando aquí una nueva vida; necesitan una mesa, pañales…”.  


La asociación reparte productos de primera necesidad los jueves en un pequeño local de San Isidro, donde almacena los víveres que llegan del Banco de Alimentos de Tenerife y las donaciones, “aunque las particulares han bajado mucho en comparación con los peores momentos de la pandemia”, matiza Fernández, “algo hasta cierto punto lógico después de la emergencia de La Palma”. En ese sentido, agradece la colaboración de pequeñas empresas como Panesa, en San Isidro, que les entrega el pan que necesitan. 


“Entregamos una bolsita, que es una ayudita, y una vez al mes damos arroz, pasta, aceite, tomate, atún, salchichas… y cuando podemos frutas, verduras y yogures. También algo para el aseo y para lavar la ropa, y así no tienen que comprarlo con la tarjeta”, explica la presidenta de la ONG. Los productos vuelan todas las semanas y el eco vuelve al local cada lunes. 


Fernández pide mayor agilidad de las administraciones a la hora de tramitar las ayudas de emergencia y les recomienda “darse un paseo” por los colegios para conocer los perfiles del alumnado y sus necesidades.

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