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“Dejé la carrera en la ULL por la dificultad de tener intérpretes”

Juan Molina es un tinerfeño con discapacidad auditiva que, tras cursar cuatro años del Grado de Español, optó por finalizar sus estudios a distancia por las trabas que ha sufrido
Juan Molina expresa con sus manos el signo de esfuerzo. SERGIO MÉNDEZ

Después de cuatro años cursando estudios universitarios, Juan Molina ha desistido de terminar su grado de Español: Lengua y Literatura en la Universidad de La Laguna (ULL). El principal motivo, como así confiesa a DIARIO DE AVISOS, son los continuos inconvenientes vividos para contar con un intérprete de lengua de signos, ya que esta figura le es necesaria, puesto que tiene una discapacidad auditiva desde que era pequeño.

Si bien es cierto que los primeros cursos en la ULL tuvo que hacer frente a varias de estas dificultades, el último año fue el peor en ese sentido, provocando que, finalmente, este tinerfeño de 40 años dejara la institución a falta de un curso y varias asignaturas. Ahora se ha decantado por matricularse en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), y así poder finalizar el grado que comenzó hace varios años. Reconoce que durante este periodo recibió apoyo tanto de profesores como de los compañeros, quienes le facilitaban sus apuntes, lo que le ayudó a completar sus anotaciones. “Dejé la carrera al ver que se repetía cada año la falta de un intérprete de lengua de signos en el inicio de las clases y el estar luchando cada dos por tres, reivindicando nuestro derecho de accesibilidad”, señala. Además, puntualiza que “parece que al centro no le importan nuestras necesidades”. “No es la primera vez que sucede esto, llevamos años viendo esta falta de esfuerzo, sensibilidad y concienciación hacia el colectivo”, afirma.

Se da la circunstancia de que hace unos días dos alumnas de la ULL con discapacidad auditiva denunciaron una situación similar, ya que llevan casi dos meses de clases sin intérprete, aunque el centro se ha comprometido a solventarla. Al respecto, Juan afirma que la Universidad debe “atender a las necesidades específicas de cada alumno, ofrecer el máximo de recursos y dar una accesibilidad inclusiva”. En el caso de la discapacidad auditiva, a su juicio, la ULL “no está bien preparada, ya que son siempre los alumnos los que deben dar las explicaciones a los profesores y el centro”. Este exalumno narra que el primer curso que se matriculó el intérprete tardó cuatro días en incorporarse, mientras que el segundo y el tercer año este proceso se demoró una semana y media. “El cuarto año estuve un mes y medio sin intérprete el primer cuatrimestre y un mes el segundo”, explica, a la par que recalca que solicitó este servicio con bastante antelación. “Eso no acaba ahí, ya que durante el curso solo te cubre los intérpretes en horario de clases, no en las tutorías, ni para quedar en grupo de trabajo con los compañeros o en charlas y jornadas”, precisa.

“En cuanto a los exámenes de convocatoria de junio, julio y septiembre, te limitan el número de intérpretes, es decir, durante el curso cada alumno tiene su propio intérprete en cada carrera, pero al llegar a estas convocatorias se reducen a una sola persona para cada estudiante que se presenta y, a veces, tentamos la suerte de que no coincidan los horarios”, añade. Esta situación ha provocado que en una ocasión Juan tuvo que renunciar a una fecha de examen en favor de un compañero, y en otra, examinarse sin intérprete.

En épocas educativas anteriores, este tinerfeño también ha padecido algunos problemas, ya que no había adaptaciones adecuadas para personas sordas ni información precisa para los familiares. “En toda la etapa escolar, hasta el instituto, tuve problemas en los estudios, pues no contaba, como sí pasa en la actualidad, con la figura de un especialista en lengua de signos, en Primaria, y de un intérprete de lengua de signos para Secundaria”, narra. Juan es un ejemplo de esfuerzo y de que las administraciones públicas y la sociedad tienen que poner su granito de arena para derribar barreras y fomentar la accesibilidad, en todos los sentidos.

La Universidad se compromete a crear una bolsa de empleo en 2018

El vicerrector de Estudiantes de la Universidad de La Laguna, José Manuel García Fraga, se reunió ayer con los responsables de la Asociación Canaria de Intérpretes de Lengua de Signos, tras los problemas que este colectivo profesional lleva padeciendo en los últimos años. A priori, el centro académico ha atendido las peticiones de la asociación, según ha podido saber DIARIO DE AVISOS, y se prevé que en marzo ambos empiecen a trabajar para crear una bolsa de empleo de intérpretes propia de la ULL para el próximo curso. Otra de las demandas es que se forme un equipo mayor al de estudiantes con discapacidad auditiva y que se adecúen los salarios.

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