El CD Mensajero se aferra a la Segunda División B desde que Josu Uribe cogió las riendas del equipo palmero el pasado 17 de enero derrotando al Fuenlabrada 2-0. A partir de ahí, el cuadro palmero empezó a ver la luz al final del túnel y las victorias ante Guadalajara (1-0), Real Unión de Irún (2-3), Gernika (2-0) y el del pasado domingo ante el Portugalete (2-0), han colocado al CD Mensajero a dos puntos de la permanencia y a uno del play off de promoción para la salvación.
Ahora los de Josu Uribe tienen que afrontar nueve finales, cuatro en el Silvestre Carrillo y cinco lejos de la Isla Bonita. Si los palmeros amarran los doce puntos en casa ante rivales directos como son el Leioa, Talavera, La Roda y Getafe B, tendrán media permanencia en el bolsillo, aunque también es necesario puntuar en algunas de las cinco salidas ante rivales que están luchando por entrar entre los cuatro primeros y jugar los play off de ascenso a la Liga Adelante.
Los equipos que tiene que visitar el CD Mensajero son el Sestao River, el próximo domingo, Arenas, Toledo, Socuéllamos y el Ebro, que es el único equipo que se mueve por aguas tranquilas de la clasificación.
Lo importante es lo que queda, pero la reacción del club del Barranco de Los Dolores ha sido meteórica en los últimos meses y le ha permitido llegar a la hora de la verdad con posibilidades de salvar la categoría.
Ni el más optimista aficionado del CD Mensajero pensaba que tras las derrotas en la última jornada de la primera vuelta ante el Getafe B (3-0) y en la primera de la segunda Rayo Majadahonda (2-1), que le costó el puesto al entrenador asturiano Roberto Aguirre, el factor Uribe que buscaba la directiva surtiera efecto. Tres meses después la permanencia no solo es posible sino que además las actuaciones del CD Mensajero invitan a soñar.
Diversos han sido los factores que han influido en la mejoría, además de la llegada de Josu Uribe, los refuerzos de invierno Rubén Sánchez, Borja Prieto, Nacho Rodríguez y Víctor Marco, la solidez defensiva en el Silvestre Carillo, y que sus delanteros Dani López y Yeray hayan visto las porterías rivales más grandes que en toda la primera vuelta.
Ahora quedan por afrontar nueve finales para un equipo que estaba desahuciado en Navidades pero que tres meses después ve que el sueño es posible. Para ello, los jugadores y cuerpo técnico tienen entre ceja y ceja la salvación, la afición seguir apoyando y que acompañe el factor suerte, ese que tanto le debe a los palmeros en lo que va de curso.
Hemeroteca
Publicidad
Esquelas