El Ayuntamiento denegó un permiso para obra menor dos meses antes del derrumbe

La presidenta de la comunidad confirma que se trabajaba en el bajo desde hace 15 días y que avisó a los operarios tras detectar grietas
Obreros trabajan en las grietas surgidas o ampliadas a raíz del derrumbe     en la parte del edificio aún en pie. ANDRÉS GUTIÉRREZ
Obreros trabajan en las grietas surgidas o ampliadas a raíz del derrumbe en la parte del edificio aún en pie. ANDRÉS GUTIÉRREZ

N. chijeb / T. Fumero

El Ayuntamiento de Arona denegó hace dos meses una solicitud para realizar obras menores en el edificio José y Julián, que se derrumbó el pasado jueves en el número 12 de la calle de Amalia Alayón, en Los Cristianos, con un balance provisional al cierre de esta edición de cuatro fallecidos, tres heridos y tres no localizados.
Una portavoz municipal detalló que el rechazo se debe a que los técnicos de la Corporación sureña entendieron que el proyecto obedecía a una obra de mucha mayor envergadura. Igualmente, confirmó que desde 2000 (año en que se digitalizó el servicio) no consta que se concediera licencia alguna de obra mayor en dicho inmueble. Sin embargo, la presidenta de la comunidad de vecinos, Ánima Marrero, confirmó ayer que “desde hace dos semanas se vienen haciendo obras en el local que hace años tenía el banco Banesto [en el bajo del edificio] y ya advertí a los dos operarios que estaban trabajando ahí de que habían aparecido grietas, a las que ellos quitaron importancia, cuando estaban haciendo separación de tabiques y trabajando en el falso techo”.

Marrero aseguró también que esos dos operarios estaban trabajando en el local a las nueve y media cuando se derrumbó el edificio, como manifestaron estos ante la Policía Local al mediodía del jueves, cuando Marrero coincidió con ellos al ser citada también para la declaración como testigo. En cuanto a la existencia de un informe que en 2001 alertaba sobre supuestos daños en la estructura del inmueble, hay que apuntar que al Ayuntamiento no le consta, aunque siempre puede ser fruto del encargo de un particular. Expertos consultados por este periódico recuerdan que edificios de tal antigüedad (Marrero confirma que data de 1972) presentan problemas de estas características por el deterioro del hormigón tras el paso de los años.

Sea como fuere, la presidenta de la comunidad entiende que “un edificio no se puede caer así como así”. Ánima Marrero vive en el inmueble, que pasó en 2001 su última revisión, desde su construcción. El pasado jueves salió de su casa un poco más tarde porque tuvo “que ir al mecánico”, gracias a lo cual salvó su “vida”, tal y como decía emocionada cuando recordaba a sus vecinos ilocalizados. A la tarde eran cinco: un finlandés, una marroquí, dos italianos y una empleada de Mercadona. Se presume que dos de ellos son el varón y la mujer cuyos cadáveres se rescataron anoche.

Respecto a las obras que se llevaban a cabo en el bajo, Marrero apuntó que consistían en remodelar una antigua sucursal de Banesto en una tienda de productos de peluquería. En la solicitud de licencia para obra menor que el Ayuntamiento de Arona denegó no se proponía derribar pilar alguno, sino que incluso se añadían tabiques. A este respecto, varios vecinos han declarado que oyeron el característico sonido de los martillos neumáticos en el lugar durante estas dos semanas.

El juzgado ya investiga

Aunque las hipótesis que apuntan a la conjunción de posibles daños estructurales previos en el edificio y las obras que se llevaban a cabo ganan peso, lo cierto es que los investigadores asignados al caso no han descartado nada en su afán de averiguar por qué se desplomó el inmueble.
Como resulta preceptivo, la Justicia ya instruye diligencias, concretamente el Juzgado de Instrucción Número 3 de Arona, que dirige la jueza Sofía Elena Valdivia. Efectivos de la Policía Judicial asignados a este tema trabajan desde el mismo día del derrumbe tomando declaración a diversas personas, entre las cuales están los operarios que estaban en el bajo, los vecinos que han sobrevivido a esta tragedia y testigos en general. Por su parte, técnicos municipales y de los servicios de emergencias analizan ya los escombros en busca de pruebas.

Los expertos piden que se actúe ante los riesgos inherentes al uso del hormigón en los años 70

T.F.

“Desconozco si hubo o no algún tipo de actuación indebida en un pilar del edificio que se derrumbó en Los Cristianos, pero estoy convencido de que en el desplome influyó el deterioro estructural que lleva aparejado el uso del hormigón en esos años”. Así habla uno de los arquitectos especializados en estructuras de edificios consultados ayer por este periódico, quien -al igual que sus compañeros- estima necesario “que se afronte de una vez este asunto porque nuestro clima (altísima humedad y cercanía del mar) es magnífico para residentes y turistas, pero fatal para el hormigón y, en consecuencia, acorta la vida útil de esos inmuebles construidos en los años 70 y 80” del siglo pasado. Tanto este experto como los otros dos consultados prefieren acogerse al anonimato ya que se contacta con ellos para hablar del inmueble aronero y su opinión no cuenta con la solidez de quien ha estudiado el caso in situ, pero los dos expertos en estructuras al poco obvian el tema en concreto y prefieren abordar el tema del hormigón. “Nuestros paisanos tenían un problema en esos años porque usaban arena de playa y su alto componente sódico no es lo ideal; curiosamente hoy tenemos el mismo problema por el cierre de las canteras”, apunta otro. “Hay que revisar esos edificios, no esperar a que ocurran desgracias”, concluyen.

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