Vallejo: “Ajedrez y música son dos asignaturas fantásticas para mejorar el potencial de los niños”

Fue el vigésimo ajedrecista del planeta y vuelve a estar en forma. Este campeón del mundo juvenil de ajedrez en 2000 visita la provincia de la mano de la Fundación CajaCanarias

Llegó a ser el vigésimo ajedrecista del planeta y vuelve a estar en forma. Este campeón del mundo juvenil de ajedrez en 2000 visita la provincia de la mano de la Fundación CajaCanarias y, como no podía ser de otra manera, DIARIO DE AVISOS habló con este gran talento de las 64 casillas: Francisco Vallejo (Menorca, 1982).

-¿La mejor manera de mejorar en ajedrez es jugar, jugar y jugar?

“Es el entrenamiento más completo. Trabajas todo: aperturas, medio juego, finales, la preparación previa a la partida, que dicha preparación sea contra un rival en concreto… Eso es lo principal de un entrenamiento”.

-¿No hay quien teme a los resultados, al que afecta en demasía acumular derrotas?

“También sirve para aprender a perder y a ganar. Si no aprendes a perder, nunca serás un gran jugador porque hasta los más grandes pierden. Eso también se aprende. La práctica es la clave”.

-¿Hay que jugar siempre con un jugador mejor que uno para seguir mejorando?

“No siempre. Hay que ganarle a los malos y a los buenos. A veces me dicen: ‘En mi isla soy el mejor’. Yo respondo: ‘Perfecto, machaca en tu isla y en cuanto puedas sal a ver si también machacas fuera”.

"Se trata de ni estar tan contento cuando ganas ni tan triste cuando pierdes". Fran Pallero
“Se trata de ni estar tan contento cuando ganas ni tan triste cuando pierdes”. Fran Pallero

-No me negará que ser isleño complica el asunto de competir…

“Dígamelo a mí, que soy de Menorca [una isla con un poco menos de población que La Palma]. La solución pasa por viajar, por moverse; he recorrido miles de kilómetros en mi vida”.

-¿Cómo fue ese paso que dio usted, en plena infancia, de irse a Galicia?

“Difícil, imagínese, con 11 años… Pero contaba con el aval de dos subcampeonatos mundiales a esa edad. Era conocido ya”.

-¿Qué le pareció entonces a su padre, militar de profesión?

“Mi padre me apoya más ahora que antes, creo, si bien puede ser por un tema de apreciación personal, ya que cuando eres más pequeño siempre percibes a tu padre como más duro, más estricto, y de adulto lo ves más como un amigo”.

-¿Se jugaba al ajedrez en su casa cuando era niño?

“Jugaban todos. Mi padre, mi madre algo menos, mis dos hermanos, que son mayores…”.

-Aprendió en casa, entonces…

“Más o menos, porque cuando fui a la escuela de mi pueblo no sabía todas las reglas…”.

-Recuerda a la historia de Capablanca… [José Raúl, celebrado campeón mundial cubano 1921-1927]

“Bueno… Creo que Capablanca tenía más talento que yo, la verdad”.

-Me refiero al modo de aprender a jugar al ajedrez en familia.

“Ya. Supongo que hay mucha gente que aprendió así. No había Internet ni nada por el estilo”.

-Tras algún periodo de recogimiento, de descanso, vuelve usted a jugar muy fuerte…

“Sí. Estoy jugando muy bien. Por otra parte, entiendo normal que, tras casi 30 años de jugar al ajedrez, necesite un descanso. Lo contrario no lo veo normal”.

-¿Son prudentes esas pausas?

“Entiendo que sí. Hay que tener en cuenta que el ajedrez de competición a este nivel es muy, muy exigente”.

-¿Es más exigente el ajedrez competitivo de máximo nivel ahora que antes? ¿Hay más jugadores potentes?

“Sí. Sin lugar a dudas. Tiene que ver con Internet y los ordenadores. Aunque no creo que sea un fenómeno propio del ajedrez, sino que pasa en todos los deportes. Los ordenadores han facilitado el acceso a la información y entiendo que han democratizado todos los deportes”.

-¿Destacaría algún momento, alguna partida como el peor rato que ha pasado en el ajedrez?

“Me ha pasado de todo… Imagínese, en 30 años… Llorando me he ido muchas veces de una partida”.

-¿Por qué? ¿Por errores propios? ¿No cumplir expectativas?

“Lo que le garantizo es que no hay consuelo posible. Mi madre a veces lo intentaba y era peor. Era una sensación dura y lo mejor es dejarte tranquilo…”.

-Sin embargo, usted es conocido por ser una persona equilibrada, que habla de la importancia de ser feliz antes que de obtener buenos resultados…

“Bueno, eso es lo que persigo en la vida. El equilibrio, la tranquilidad, la estabilidad, seguir mi propio camino. Supongo que se trata de ni estar contento cuando ganas ni tan triste cuando pierdes”.

-¿No resulta paradójico que uno de los mejores jugadores de ajedrez del planeta, al fin y al cabo un juego de guerra, piense de ese modo? ¿O es precisamente por eso?

“No lo sé. Siempre fuí muy aficionado a los juegos de estrategia… Me gusta el Civilización, el Monopoly… y el ajedrez claro, porque es de los mejor, más complejo, tiene más tradición… Pero no es el único que me ha gustado”.

-¿Qué le parece el interés por incluir el ajedrez en la escuela?

“Me preguntan poco sobre eso. Debe ser que sé poco sobre ajedrez (sonríe irónico)”.

-Ya le pregunto yo.

“Me refiero a que tenderá a ser un negocio y el que se lleve la tostada no repartirá. A mí desde luego no me preguntan mucho”.

-Me refiero a su interés social.

“Ajedrez y música son dos asignaturas fantásticas para potenciar la creatividad, el sentido de responsabilidad, la concentración, el cálculo…”.

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