Bannon

La prensa airea lo que el nuevo asesor de la Casa Blanca, Steve Bannon, ha manifestado a lo largo del tiempo en EE.UU.

La prensa airea lo que el nuevo asesor de la Casa Blanca, Steve Bannon, ha manifestado a lo largo del tiempo en EE.UU. La filia ideológica de este individuo es tan espantosa que Joshua Green, en la página digital Bloomberg Businessweek, dijo (literalmente). “Este hombre es el político vigente más peligroso en/de América”. Se ha ganado el criterio por lo que expone desde el año 2012 en el periódico digital que dirige, Breitbart News. News es “noticias”, lo cual confirma el estado de la comunicación en los últimos años en Occidente: doctrina e intervención. Las marcas xenófobas y racistas contienen ataques descabellados contra los judíos (ha prohibido a sus hijos asistir a una escuela donde estudian compañeros de esa etnia), árabes u otros grupos no blancos. Se aducirá que esa declaración se sostiene por la libertad de criterio de todo ser humano y no es cierto. La diferencia entre las personas existe; no es permitido aceptar el desprecio, la exclusión o la persecución. Eso es fascismo y recuerda a los nazis de su momento. Mas lo expuesto no es todo lo que defiende este ser repugnante. Desde su cobijo machista ha aireado un ataque furibundo contra la lucha de las mujeres en pos de sus derechos y de la dignidad. Una frase suya es aterradora:

“¿Prefieres que tu hija sea feminista o que tenga cáncer?”. Si se une a los retales vistos su cáustico nacionalismo, el edificio queda fijado. De manera que no es extraño que uno de los no políticos (porque no lo es) más abyectos de la historia de los hombres en los últimos decenios, Donald Trump, lo eligiera como jefe de campaña en las últimas elecciones presidenciales de EE.UU. Es decir, Trump asume conscientemente todos esos factores.
Si miramos con honorabilidad tales comportamientos, aducimos (desde cualquier posición política, izquierda o derecha) que en razón y en decencia esos sujetos han de ser colocados en su lugar para que no manchen con impudicia lo que somos. Pero no ocurre. Trump ha sido elevado a los altares del éxito, igual que lo fue Obama, y Bannon también.
En la causa democrática (¿diremos trampa hoy?), los que somos tales temblamos por lo que sucede. Trump no compró la presidencia de EE.UU. porque es rico; la obtuvo con el 52% de los votos de las mujeres blancas a quien ofende, de los latinos a los que persigue y de los descreídos por la crisis, es decir, la obtuvo con los votos de quienes no forman parte de su concepción.
¿Qué ocurre?

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