Vivimos en una sociedad con un rápido avance tecnológico, donde términos como Inteligencia Artificial o Big Data son cada vez más comunes. Hay aplicaciones bastante conocidas como los vehículos autónomos, robótica o bots que se vuelven xenófobos y racistas. Este campo tiene tal importancia que Netflix ofreció un un millón de dólares al mejor sistema de recomendación para su plataforma.
Hay asuntos más cercanos en los que estos sistemas también pueden intervenir.¿Es posible reducir el precio de los productos que comparamos mediante la Inteligencia Artificial? La respuesta es claramente, sí. El Grupo de Computación Inteligente (GCI) de la Universidad de La Laguna (ULL) ha centrado parte de su investigación en el desarrollo de sistemas de ayuda a la decisión para resolver problemas relacionados con la logística portuaria.
La optimización en entornos portuarios es capaz de ahorrarnos unos cuantos euros (o aumentar los beneficios de las empresas), ya que se estima que entre el 10% y el 50% del precio final de un producto es debido a los costes logísticos en los que entra el transporte, el almacenamiento o las aduanas.
Existen algoritmos que permiten obtener la mejor solución para un determinado problema. Sin embargo, muchos de los algoritmos aplicados en Inteligencia Artificial, no pueden asegurar que se proporciona la mejor solución, únicamente una solución de alta calidad. ¿Entonces, porque usar la Inteligencia Artificial en problemas de optimización? Debido a que existen problemas (denominados NP) que no podrían ser resueltos ni siquiera en la edad del universo: es decir en 13.700 millones de años.
Supongamos que queremos recorrer las 50 provincias que hay en España, sin repetir ninguna, minimizando la distancia recorrida. Una posible solución para encontrar la mejor solución es evaluar las posibles soluciones existentes (en cifras sería 6 por 10 elevado a 62). Si un ordenador proporciona una solución cada (10 elevado a 16 segundo que es el tiempo que tarda la luz en recorrer 30 nanometros), tardaría aproximadamente 10 elevado a 33 millones de años en generar todas las soluciones posibles. Es obvio entonces, que este tipo de estrategias son impracticables y que es necesaria la aplicación de algoritmos inteligentes.
Una gran ventaja que ofrece la Inteligencia Artificial es la capacidad de automatizar la toma de decisiones, lo que permite a los sistemas actuar rápidamente sin la necesidad de un usuario, eliminando también de esta forma los errores humanos. Para automatizar la toma de decisiones se implementa un sistema capaz de predecir el resultado de una situación en base a los problemas que ha enfrentado en el pasado.
Pero la Inteligencia Artificial no es perfecta, una de las mayores dificultades a las que se enfrentan los investigadores es la creación de sistemas que sean capaces de adaptarse a su entorno y tomar las decisiones adecuadas en base a él. En este sentido, el GCi de la Universidad de La Laguna ha implementado un sistema capaz de seleccionar la mejor estrategia para resolver una determinada situación en un muelle. Cuando el sistema se enfrenta a una nueva situación, la analiza, extrae y compara sus características con las de problemas resueltos en el pasado, para decidir qué estrategia emplear. El problema y procedimiento anteriores describe superficialmente el área de meta-learning.
Solo es cuestión de algunos años (no demasiados) para la plena implantación de la IA en cada aspecto de nuestra vida cotidiana, mejorando nuestra calidad de vida directa o indirectamente.
El autor de este texto es Alan Dávila de León, alumno del III Curso Cómo divulgo mi investigación científica de la Fundación General Universidad de La Laguna y producido por Cmayúscula, primera agencia canaria especializada en comunicación en ciencia y tecnología.
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