¿Por qué creer que Hitler huyó a Canarias?

La llegada de Trump a la Casa Blanca y el populismo en Holanda resucitan la figura del líder nazi y la leyenda sobre su misteriosa muerte
Tostadas con el rostro de Adolf Hitler. En Alemania, las leyes sancionan cualquier manifestación pública de propaganda nazi. / FACEBOOK
Tostadas con el rostro de Adolf Hitler. En Alemania, las leyes sancionan cualquier manifestación pública de propaganda nazi. / FACEBOOK

Después de lo experimentado en Hungría y Polonia, el referéndum que ha empujado al Reino Unido a una huida hacia adelante con un portazo a la casa común y la irrupción de Donald Trum en el Despacho Oval de Washington como un elefante en una cacharrería, la UE afronta este miércoles un nuevo desafío populista. Esta vez toca Holanda. Geert Wilders, del Partido por la Libertad (PVV), amenaza la vigencia de un modelo de convivencia pacífica que ha ido evolucionando a partir de la reconstrucción sobre los escombros de la segunda guerra mundial. Luego vendrá la gran prueba de Francia, edén de la fraternidad, donde Marine Le Pen, del Frente Nacional, intentará el asalto al palacio del Elíseo. Italia y Alemania también se asoman al abismo. Entretanto, el fantasma de Adolf Hitler arrastra sus cadenas envuelto en una sábana perfumada con alcanfor y le entrega una tarjeta de visita a Trump. No es que sean parientes ni equivalentes, por mucho miedo que metan en el cuerpo. Pero quizá compartan una comunicación extrasensorial a través de la conexión canaria.

Geert Wilders, líder del holandés Partido por la Libertad. / REUTERS
Geert Wilders. / REUTERS

El Ayuntamiento de La Laguna ha afrentado a Fernando Clavijo (CC) por una entrevista en el periódico El Día en la que fantaseaba con sacar tajada de la política migratoria de Donald Trump hacia México, “una oportunidad para atraer turistas estadounidenses”. Al presidente del Gobierno de Canarias lo mandaron de vacaciones al infierno. En esa moción se enaltecen los “valores democráticos y pluralistas”, que los grupos municipales desvinculan de la actitud de Clavijo.

De Hitler se cuenta -¿un cuento?- que “se cortó el pelo al ras, se quitó el bigote y escapó a España”. En un libro de Absalón Ediciones, el periodista Abel Basti narra que llegó a Barcelona “en las últimas horas del día 26 o primeras del 27 de abril de 1945”. Y que se largó a Argentina haciendo una escala en Canarias. La teoría de que se suicidó junto a Eva Braun el 30 de aquel mes en un búnker en Berlín nunca ha estado respaldada por pruebas concluyentes. El certificado de fallecimiento no llegaría hasta 1956. Y es una presunción.

Unos documentos desclasificados del FBI llevaron a un equipo de investigación dirigido por el veterano de la CIA Bob Baer a deducir que Hitler y Broun fingieron su muerte y se refugiaron en Tenerife antes de instalarse en América. La información la publicó el tabloide The Mirror en 2010. Esta versión la refrenda el exinvestigador de la ONU John Cencich. “Cuando la guerra llegó a su fin, muchos nazis hicieron un éxodo para comenzar una nueva vida lejos de Europa”, reflexiona en una serie que emitió Canal Historia. “Hitler se trasladó en barco de Tenerife a Argentina para reunirse con sus compañeros”. Cencich menciona una red de túneles que desembocaba en el aeropuerto de Tempelhof.

Según ha transmitido el profesor de Historia en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Juan José Díaz Benítez, Hitler estaba interesado en Tenerife fundamentalmente por dos motivos: para construir una gran base aeronaval en la isla y para utilizarla como estación de abastecimiento. Aunque resta credibilidad a la tesis de Baer, el experto admite los “lazos especiales” con Canarias.

Especulación o no, la leyenda continúa. Por lo visto, el cadáver que hallaron las tropas soviéticas era unos 12 centímetros más pequeño que la estatura real de Adolf Hitler y el agujero de bala en el cráneo era “menor de lo que debería de haber sido”. Por eso, Cencich maneja la hipótesis de los dobles: “Podrían haber montado una perfecta escena del crimen”. Baer se apoya en que la inteligencia europea conocía que los servicios secretos norteamericanos y un grupo de jerarcas nazis “pactaron la inmunidad de Hitler a cambio de trasladar a Estados Unidos a un millar de científicos alemanes mediante la operación Paper clip para desarrollar la bomba atómica y misiles”. Se cree igualmente que el espionaje occidental sabía que Francisco Franco había dado su aprobación en compensación por la cobertura castrense de Alemania durante la guerra civil. “Este ha sido uno de los secretos mejor guardados por el general para no indisponerse aún más con la comunidad internacional, hasta que se produjo el fin del bloqueo económico y diplomático contra España con la firma en 1953 de los primeros acuerdos militares con Estados Unidos”.

En Gran Canaria hay un laberinto de túneles y fortificaciones bajo el cuartel de la Armada Manuel Lois de Tamaraceite, que se usaba como almacén de torpedos, entre otras prestaciones. Y se sospecha que la villa Winter era una tapadera de los nazis en Fuerteventura, una base de aprovisionamiento para la flota de submarinos. En noviembre de 1973, dos años después de la defunción del ingeniero, el FBI redactó un memorándum en el que se instaba a rastrear las huella nazis en Canarias. En uno de los informes difundidos en enero de 2017 por la CIA, la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) identifica una propiedad de don Gustavo Winter en Santa Cruz de Tenerife, para la vigilancia.

Previamente, en la montaña de La Altura, la Autoridad Portuaria ya custodiaba los vestigios de una estructura de tres bóvedas, de unos 170 metros de largo y aproximadamente 9 de alto, que conducían a un tubo volcánico. Oro parece, plata no es.

Caricaturesco choque de trenes en Hendaya

Adolf Hitler anhelaba Gibraltar y Canarias. Con extremada urgencia. Francisco Franco se resistía a involucrarse en la segunda guerra mundial. En la famosa cita de la fronteriza estación ferroviaria de Hendaya, el 23 de octubre de 1940, el líder de la Alemania nazi exteriorizó su deseo. Le inquietaba que los británicos se adueñaran de las Islas. Ante los ministros de Asuntos Exteriores, Ribbentrop y Serrano Suñer, como testigos, el führer “terminó alzando la voz con soberbia y levantándose de la mesa” (Diario de Avisos, 22 de noviembre de 2015). El intérprete de Franco, el barón de las Torres, no lo pasó por alto. Las piernas del general español temblaron debajo de la mesa, pero supo disimularlo”. Finalmente, no sucumbió a los halagos.

Guardar

TE PUEDE INTERESAR