Al finalizar la Misa Solemne del Día de Pascua, en la Catedral de La Laguna, el obispo Bernardo Álvarez anunció ayer “oficialmente” la próxima “visita” de la imagen de la Virgen de Candelaria a las ciudades de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna, en octubre de 2018. Esta acción eminentemente pastoral se realiza con ocasión del bicentenario de la creación de la diócesis, aunque el anterior obispo, Felipe Fernández, institucionalizó que cada siete años la imagen de la Patrona peregrinara por la Isla. La última salida desde Candelaria se produjo en 2009.
Con este anuncio que ahora se hace oficial y se concreta, ya se conocen las fechas de este traslado de la Virgen. Será entre el 12 y el 27 de octubre de 2018. La Patrona permanecerá la primera semana en la parroquia matriz de la Concepción de la capital tinerfeña. El sábado 20, la Virgen de Candelaria será trasladada hasta la Catedral de La Laguna y, desde allí, retornará a la Basílica de Candelaria el 27 de octubre.
Igualmente, en relación a esta cuestión, Bernardo Álvarez anunció que el lema de esta visita será: María, nuestra misionera ayer y hoy. Con ello esta iniciativa permanece enmarcada en el vigente Plan Pastoral de la diócesis: “Iglesia en salida misionera”, el cual pretende concretar en estas islas la llamada del papa Francisco a comenzar una “nueva etapa evangelizadora” marcada por el signo de la alegría.
El obispo ha nombrado delegado para esta visita al sacerdote Jesús Gil Aguín. Nacido en La Laguna hace 49 años, fue ordenado presbítero en 1991. Ha sido párroco de Valle Gran Rey, El Sobradillo, Llano del Moro, Chamberí, Cabo Llanos y actualmente de Las Mercedes y es vicearcipreste de La Laguna.
La homilía
“Vio y creyó”. Con esta afirmación del evangelio proclamado, comenzó el obispo la homilía de la Solemne Misa Pontifical del Día de Pascua. Bernardo Álvarez felicitó a los presentes por las fiestas pascuales. “Cristo ha resucitado, vive para siempre y camina con nosotros”. Esa certeza- dijo- es el fundamento de la fe.
En una Catedral especialmente preparada para esta solemnidad singular, la más importante de la Iglesia Católica, Álvarez recordó que la Resurrección de Jesús no solo le afecta a él, sino que sus beneficios nos alcanzan a los demás. “Nosotros vivimos la pascua cuando pasamos del pecado a la gracia, de la tristeza a la alegría”, subrayó.
“El que acompañamos en la imagen del Cristo difunto el Viernes Santo, hoy lo celebramos vivo y Resucitado”. Para Álvarez, no tiene sentido celebrar la Pasión y Muerte de Jesucristo, si no se hiciera en la esperanza que ese acontecimiento es como una “medicina”. Cristo es el remedio que va a la raíz del mal y la vence, continúo.
“Hemos pedido a Dios y nos ha dado un corazón y espíritu nuevo, tras habernos purificado de los pecados. Renovados y rejuvenecidos queremos seguir adelante.Por lo que, la Semana Santa no es un paréntesis, sino una preparación para emprender una vida nueva.
Con esta misa se daba por concluido los actos más destacados de la Semana Santa lagunera, algo que se repitió en toda la geografía insular con funciones religiosa para recibir a Cristo resucitado.
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