Los guardianes de las esencias naturales de Tenerife

La Fundación Neotrópico, que pronto abre nuevas dependencias, se consolida como una respuesta efectiva y respetuosa con el medio ambiente ante la constante llegada de animales exóticos a la Isla

No hay nada similar en el Archipiélago, y tampoco es algo habitual en el conjunto estatal, pero el paso del tiempo ha demostrado que el proyecto de la Fundación Neotrópico es todo un acierto que presta un servicio a la Isla de Tenerife que resulta esencial a la hora de afrontar el enorme reto que supone preservar la fauna y flora local frente a la creciente llegada de especies invasoras. Al frente de esta asociación sin ánimo de lucro hay dos biólogos especializados, Jaime de Urioste (presidente) y María José Bethencourt (coordinadora de conservación). Su visita a la Redacción de DIARIO DE AVISOS permite repasar la historia de Neotrópico y vislumbrar un futuro esperanzador ante la inminente apertura de sus nuevas instalaciones, ubicadas en Barranco Grande.

Recuerda De Urioste, afincado en Tenerife desde hace décadas, que la idea surgió a raíz de la creación de un grupo de investigación de la conducta animal a la que algunas administraciones empezaron a solicitar ayuda para hacerse cargo de animales exóticos que eran incautados en la Isla. Poco a poco, el proyecto se fue perfilando y se materializó en el año 2000 con la creación de esta fundación que, además de dar una respuesta tan efectiva como respetuosa con la Naturaleza, también se dedica a la formación y, por supuesto, a la investigación.

De todo tipo

“La principal actividad es -detalla el biólogo- hacernos cargos de este tipo de animales, que proceden del comercio de mascotas exóticas que son abandonadas o se fugan de sus alojamientos o bien del transporte involuntario asociado al tránsito de mercancías a través de puertos y aeropuertos del Archipiélago. Entre ellas se encuentran serpientes, tarántulas, escorpiones, primates, mapaches y otras especies foráneas que, en resumen, ponen en peligro la integridad de la Naturaleza canaria, de sus cultivos e incluso de la población humana”.

Respecto a la formación, De Urioste cuenta que “la educación ambiental es fundamental en ese objetivo final de garantizar en lo posible una protección a la biodiversidad canaria”, reflexiona De Urioste, quien se muestra ilusionado ante “el gran salto que supone contar con mejores instalaciones para la fundación”. A este respecto, gracias a los convenios acordados, graduados y graduadas de la Universidad de La Laguna y de la Universidad Complutense de Madrid, entre otros centros universitarios españoles y extranjeros, pueden realizar sus prácticas de fin de carrera en las instalaciones de la fundación.

Sobre la vertiente investigadora, Neotrópico analiza el riesgo y métodos de detección de especies exóticas invasoras, así como la estandarización de estrategias de intervención al respecto. A su vez, también trabaja sobre los mejores métodos para la conservación de las especies nativas endémicas que resultan directamente amenazadas por la introducción de esas invasoras. Especial interés suele despertar el Programa de Identificación de Tortugas Marinas (Pitmar), que incluye las tan populares puestas en libertad.

Hoy en día, las principales administraciones públicas han firmado convenios con Neotrópico, que trabaja así codo con codo con el Gobierno de Canarias, Cabildo de Tenerife y ayuntamientos como el de Santa Cruz de Tenerife, La Laguna, Arona o Los Realejos.

“Con el tiempo transcurrido, la verdad es que ya podemos presumir de anécdotas, pero si me preguntas por algún caso muy llamativo está el puma confiscado a un fotógrafo en el Norte; que entró en la Isla cuando era muy pequeña (es hembra) con la documentación propia de un gato y al que mantenían todo el día drogado y le habían cortado las uñas para que no arañase a los clientes de su entonces propietarios”.
Hoy en día, el puma está un zoo del País Vasco, pero en la Fundación continúa, por ejemplo, la serpiente pitón real o de bola aparecida en el tejado de un guachinche de Tegueste. “También nos sorprendió el hecho de que, en un corto espacio de tiempo, aparecieran dos serpientes de la misma especie en la misma piscina del mismo hotel del Norte de la Isla”, apuntan unos profesionales que desprenden nítidamente la pasión con que afrontan su quehacer.

Por último, también hay días en que el teléfono suena y, finalmente, se trata de una falsa alarma, y la última vez que así ocurrió es tan reciente que se produjo esta misma semana. “Nos llamaron alertando sobre la presencia de un pitón de apreciables dimensiones en una calle de Santa Cruz de Tenerife, pero en realidad se trataba de un muñeco de trapo”, sonríe De Urioste, que de cualquier modo considera adecuada tal actuación: “Mejor alertar pronto que tarde, si luego no hay nada, pues mejor para todos”.

Los principios de la asociación: “Sacrificio, cero; ayuda, toda”

Son biólogos, aman a los animales y actúan en consecuencia. Lo resume el alma máter de la Fundación Neotrópico, Jaime de Urioste: “Sacrificio cero; ayuda, toda la posible. No contemplamos acabar con la vida de ni uno solo de los animales que recogemos, muchos de los cuales se quedan con nosotros o les buscamos un sitio para vivir, como pueden ser los zoológicos, etc.”. A la espera de dar un salto cualitativo con las nuevas instalaciones, lo cierto es que la Fundación cuida hoy día de 46 serpientes, unas 500 tortugas, 15 primates, unas 50 sitácidas (loros, cotorras, etc) e incluso un mapache.

La visita más exótica

DIARIO DE AVISOS, Decano de la prensa de Canarias, tiene a gala recibir en su Redacción a todo tipo de visitas que tengan la amabilidad de acercarse a nuestras instalaciones, pero sin duda el más exótico de esos encuentros tuvo lugar esta semana con la llegada de los responsables de la Fundación Neotrópico, que no dudaron en venir acompañados de algunos ejemplares de las especies que custodian tras ser detectadas en la Isla. Además de satisfacer la curiosidad de los periodistas ante tan singulares animales, el conocimiento y simpatía de los biólogos Jaime de Urioste, presidente de Neotrópico, y María José Bethencourt, coordinadora de Conservación, hicieron que el tiempo compartido fuera tan alegre como didáctico y, desde luego, la mar de entretenido.

Malas pulgas

Sin duda el visitante estrella fue el tejú rojo (Tupinambis rufescens), al que De Urioste no quitó el ojo de encima en momento alguno. Procedente de Sudamérica, este espécimen adulto se mostró poco amistoso y tal actitud confirmó la descripción dada por el especialista, que definió a este tipo de animales como un oportunista que se alimenta de casi todo y con enorme capacidad de adaptación a distintos territorios y climatologías. Mientras paseaba por el suelo de la Redacción entre la expectación general, no dudó en mostrar unos dientes que De Urioste señaló como nada recomendables, por cuanto sus músculos masetéricos están dotados de una fuerza considerable que utiliza para machacar, por ejemplo, los huesos de sus presas.

El conquistador

Por contra, el visitante que finalmente concitó el mayor interés fue el camaleón velado (Chamaeleo calyptratus), cuya especie es la que aparece con mayor frecuencia por estos lares dado que se caracteriza por su resistencia a los cambios. Al llegar, se mostraba con un color muy oscuro, su preferido cuando percibe algún peligro, pero poco a poco se adaptó y acabó enseñando una tonalidad verde que iba a juego con el ventilador elegido para posar ante la prensa. Terminó de ganarse el cariño general cuando supimos que le faltaba un pedazo de cola, seguramente por el ataque de algún depredador (De Urioste apuesta por un gato, pero pudo ser una rata o un cernícalo).

Las estrellas

Como es habitual, los focos se dirigieron de inicio a los dos ejemplares de pitón real o de bola (Python regius), que al principio contaron con pocos voluntarios a la hora de sostenerlas entre sus brazos pero que, pasados los minutos, acabaron siendo sujetadas por casi todos los presentes. Un dato algo preocupante: cada vez se encuentran más, y ahora mismo la fundación cuida de hasta 14 ejemplares de esta especie, de origen africano y aficionadas a los pequeños vertebrados, insectos y, prácticamente, lo que encuentran. De fácil adaptación a territorios como los que se dan en Tenerife, su presencia es particularmente preocupante, pero al menos no son muy prolíficas. Eso sí, las que nos visitaron estuvieron muy tranquilas y dóciles.

El feo

No parece dotado de particular belleza el Dragón barbudo (Pogona vitticeps) que nos trajo al periódico la Fundación Neotrópico, al menos a ojo del común de los mortales. Si los soltasen en el Sur estaría como en casa y supondría un serio peligro para la diversidad de la Isla. Procedente de Australia debe su nombre a la barba espinosa que sale a relucir cuando advierte algún peligro. Lo suyo son los insectos, pero no desdeña algo de fruta y vegetales.

En resumen, gracias a Neotrópico por tan exótica visita y un aplauso para este proyecto original cuyo éxito lo convierte en un modelo a imitar.

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